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Demasiados intereses detrás de un índice clave
4 de octubre de 2007
El costo de vida, como nunca en la Argentina, se convirtió en "cuestión de Estado", cruzado por intereses electorales del gobierno y de la oposición, pero también por inversores a los que ese numerito mágico les puede representar millones de pesos en
ganancias o pérdidas.
El presidente Néstor Kirchner, como en todo su gobierno, decidió subir la apuesta a menos de un mes de las elecciones presidenciales y salió a denunciar una "conspiración" de sectores económicos y políticos a los que identificó con la política de los ´90.
Llamó la atención el circuito elegido por el jefe de Estado para difundir tamaña denuncia: nada menos que un comunicado firmado por el polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que incluyó las declaraciones textuales del hombre más
poderoso del país.
El comunicado mostró, por un lado, que lejos de opacarse, la estrella del "sheriff de los precios", de quien Kirchner gusta decir que es "más bueno que Lassie, sigue brillando en el horizonte kirchnerista.
Por otro, que el presidente no está dispuesto a realizar autocrítica alguna por haber dejado que se manipularan las estadísticas del INDEC, lo cual llevó al organismo a un
desprestigio del que le costará mucho volver.
Más allá de la existencia de la supuesta "conspiración", usada como excusa por muchos gobernantes que llevaron el país al desastre, le asiste razón al jefe de Estado cuando carga las tintas sobre la oposición.
La dirigencia opositora, vapuleada por encuestas que les dan cada vez peor, se aferra a denunciar la inflación y los índices "truchos" del INDEC como forma de mantenerse a flote ante el supuesto aluvión de votos para Cristina Fernández que vaticinan
las encuestas.
En medio de esta polémica, los que más se juegan en esto -aquellos inversores que tienen miles de millones de pesos en bonos que ajustan por inflación- hacen todo lo posible para echarle tierra encima a las cifras cada vez más cuestionadas del
organismo oficial.
Pero lejos de estos manejos, "Doña Rosa" sufre en carne propia todos los días como lo que le informa el gobierno que ocurre con los precios guarda nula relación con lo que debe pagar cuando llega a pagar a la caja del supermercado.
Ya no es sólo el valor estratosférico del tomate o el disparate que alcanzó en algún momento la lechuga, y ni siquiera que la ensalada cueste más que la milanesa.
Que los precios de la economía están muy por encima de lo que informa el INDEC es un hecho indisimulable de la realidad, y quien suceda a Kirchner en la Presidencia deberá esmerarse para que un termómetro clave de la economía vuelva a medir con certeza la
temperatura.
ganancias o pérdidas.
El presidente Néstor Kirchner, como en todo su gobierno, decidió subir la apuesta a menos de un mes de las elecciones presidenciales y salió a denunciar una "conspiración" de sectores económicos y políticos a los que identificó con la política de los ´90.
Llamó la atención el circuito elegido por el jefe de Estado para difundir tamaña denuncia: nada menos que un comunicado firmado por el polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que incluyó las declaraciones textuales del hombre más
poderoso del país.
El comunicado mostró, por un lado, que lejos de opacarse, la estrella del "sheriff de los precios", de quien Kirchner gusta decir que es "más bueno que Lassie, sigue brillando en el horizonte kirchnerista.
Por otro, que el presidente no está dispuesto a realizar autocrítica alguna por haber dejado que se manipularan las estadísticas del INDEC, lo cual llevó al organismo a un
desprestigio del que le costará mucho volver.
Más allá de la existencia de la supuesta "conspiración", usada como excusa por muchos gobernantes que llevaron el país al desastre, le asiste razón al jefe de Estado cuando carga las tintas sobre la oposición.
La dirigencia opositora, vapuleada por encuestas que les dan cada vez peor, se aferra a denunciar la inflación y los índices "truchos" del INDEC como forma de mantenerse a flote ante el supuesto aluvión de votos para Cristina Fernández que vaticinan
las encuestas.
En medio de esta polémica, los que más se juegan en esto -aquellos inversores que tienen miles de millones de pesos en bonos que ajustan por inflación- hacen todo lo posible para echarle tierra encima a las cifras cada vez más cuestionadas del
organismo oficial.
Pero lejos de estos manejos, "Doña Rosa" sufre en carne propia todos los días como lo que le informa el gobierno que ocurre con los precios guarda nula relación con lo que debe pagar cuando llega a pagar a la caja del supermercado.
Ya no es sólo el valor estratosférico del tomate o el disparate que alcanzó en algún momento la lechuga, y ni siquiera que la ensalada cueste más que la milanesa.
Que los precios de la economía están muy por encima de lo que informa el INDEC es un hecho indisimulable de la realidad, y quien suceda a Kirchner en la Presidencia deberá esmerarse para que un termómetro clave de la economía vuelva a medir con certeza la
temperatura.