Al hablar con un agricultor de la prestigiosa región pampeana es fácil advertir que está incómodo. No sabe qué hacer. No es fácil tomar decisiones en el campo este año, porque es más probable que se de un mal paso antes de lograr un acierto.

El primer gran enigma, es cierto muy común en estos tiempos, pero que hace tiempo no tenía tanta importancia como la tiene ahora, es que el productor va a sembrar con un Congreso y va a cosechar con uno muy diferente, casi opuesto. Y esto puede significar un cambio en las reglas del juego, a las que el productor está acostumbrado, pero que esta vez no tiene mucho margen para sortear.

Sería lógico que para el campo el cambio en el Congreso es una ventaja, ya que se supone que la renovación del Parlamento en diciembre será beneficiosa para el sector. Pero es sólo una suposición.

En el campo todos esperan para el año próximo cambios en las retenciones. Algunas nuevas normas que le den un marco legal diferente al sector y más apoyo para generar estabilidad en el negocio.

En un año en el que los alquileres de los campos tuvieron una buena baja y también los insumos retrocedieron los precios, la sequía se quebró cuando ya se implantó el trigo y se comenzó con el maíz. Nunca se desprecian las lluvias y esta vez fueron más oportunas que nunca, pero a una buena parte de la producción los agarró mal parados, sin insumos o sin decisión sobre qué cultivo harán.

De hecho la cantidad de hectáreas sembradas con trigo fue la menor en más de 100 años y se cree que con el maíz se retrocede a niveles del siglo pasado. En definitiva todos datos negativos frente a una coyuntura que podría calificarse, hoy, como positiva.

Se espera que el año esté cargado de humedad, con lo que el productor tendrá un alivio climático suficiente como para estar tranquilo en este sentido. No es poco esto, después de un año seco, como el último y que impactó de lleno en la producción.

En medio del conflicto entre el Gobierno y el campo, cambia el secretario de Agricultura y eso significa que lo que se podía haber avanzado con Carlos Cheppi, aunque fuera poco, se habrá perdido, porque la renovación de autoridades siempre implica revisar mucho de lo actuado. Esto afecta bastante a las empresas que emprenden acciones de autorización de productos o aprobación de tecnologías.

Ser agricultor hoy parece una tarea difícil. La campaña comienza con mucha incertidumbre y todas las expectativas frente a escenarios que podrían ser favorables para la producción, como un buen nivel de humedad; ecuación favorable de costos-precios del cultivo (especialmente la soja), y un Parlamento con inclinación pro campo pueden derrumbarse con poco. Pero, en el campo, la esperanza es, siempre, lo último que muere.