Todo indica que el campo va camino a reiniciar sus reclamos por la falta de medidas para el sector, dado que sus peticiones básicas no fueron respondidas por el Gobierno.

Queda poco tiempo para negociar, pues la dirigencia rural fijo el 1º de mayo como tope para resolver el conflicto y como van las reuniones no hay margen para solucionar en tan pocos días los principales temas que le preocupan al agro.

Además de lo crucial del tiempo, lo más grave es los términos de los encuentros que han tenido los funcionarios y los dirigentes. No sólo que no coinciden en nada, sino que se agreden mutuamente, con lo cual es más difícil así lograr puntos en común.

Sólo se hizo público un acuerdo, que no se puso en práctica. Sólo se anunciaron un par de medidas, que no están en marcha. A esto se suma que cada propuesta del campo no fue respondida satisfactoriamente.

Es loable la paciencia del sector para insistir en la búsqueda de un camino, con tanto obstáculos presentes.

Este conflicto del campo está socavando gran parte de la red comercial que hoy cuenta el sector y las consecuencias de esta situación comienzan a palparse con más intensidad.

Son pocas las actividades que se llevan a cabo. Se suspenden actividades de capacitación, se inhiben negocios que hace un mes parecían cerrados y se limitan las inversiones para un año, que ya puede considerárselo como malo, y se suspende personal.

A pesar de los mensajes de la Secretaría de Agricultura con datos productivos que no se reflejan luego en los campos, la cosecha de soja está muy afectada por el clima. La seca del verano está pegando fuerte a la hora de recoger el grano.

Esto ayuda a reforzar la bronca de los productores, especialmente los chicos, que ya tienen la adhesión total de la cadena agroindustrial.

El panorama no ofrece mucha luz al final del túnel. De todos modos, como la esperanza es lo último que muere, todo el peso de la negociación del gobierno y el campo está depositado en la disposición de la dirigencia para mantener las mesas de diálogo, a pesar de no haber respuestas.

Cada día que pasa es clave, cada hora que se consume una oportunidad perdida y si no hay un brusco cambio de actitud en una de las partes involucradas en el conflicto se va rumbo a una nueva protesta del campo.