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"El fin de los tiempos": otro tropiezo de Shyamalan
18 de junio de 2008
M. Night Shyamalan sigue siendo, por ahora, uno de esos jugadores irregulares que la rompen en un partido, juegan apenas discretamente al día siguiente y para el olvido durante las siguientes tres fechas. Pero, por si alguien no sabe de quién estamos hablando, aclaremos: Shyamalan es aquel director de origen indio que un día de 1999 conquistó el mundo con “Sexto sentido” y luego viene alternando buenas y malas.
Y es que Shyamalan tiene, definitivamente, algo que provoca que todo el mundo esté esperando cosas grandiosas de su cantera de ideas. Aquel filme con Bruce Willis hablando con un niño que veía gente muerta fue, tal vez, una mochila demasiado pesada para un joven director que recién empezaba. Pero lo cierto es que apenas un año después, Shyalaman regresó con “El protegido” (también con Willis) y salvó con honor sus pergaminos.
Hacer dos películas aclamadas al hilo y en años consecutivos no es poca cosa. Desde entonces, todos apostaron por Shyamalan. Y la mayoría perdió, claro. En 2002, estrenó “Señales” (con Mel Gibson) y la decepción fue mayúscula. Dos años más tarde llegó “La aldea” (con William Hurt y otros tantos pesos pesados) y parecía que podía comenzar el reverdecer la carrera del realizador. Pero en 2006 llegó la indigerible “La dama del agua” y la inmensa mayoría de los indecisos perdieron su fe en el director llegado de la India.
En cambio, para quienes aún creían en él, “El fin de los tiempos” era una prueba crucial. Y el asunto es que, lamentablemente, la ha reprobado. Este filme protagonizado por Mark Wahlberg es aburrido y reiterativo, no termina nunca de interesar a nadie y, como si fuese poco, es una de esas películas en las que se crea un enigma que nunca queda del todo resuelto.
Porque, está clarísimo, la especialidad de Shyamalan era la famosa “vuelta de tuerca”. No abundaremos aquí en ejemplos para no arruinarles las sorpresas a quienes aún no vieron “La aldea” o “Sexto sentido” o “El protegido”, pero todos aquellos que las vieron saben que los finales de los filmes de este hombre son esperados con expectativa.
Bueno, no hay nada de eso aquí. El asunto no empieza mal. Una mañana, en el Central Park de Nueva York, corre una brisa y los transeuntes quedan un momento paralizados para, luego, comenzar a suicidarse de las más variadas formas. Ese extraño fenómeno local de repentinos suicidios en masa luego se extiende al resto de la costa este de los Estados Unidos. Y nuestros protagonistas, cinco habitantes de Filadelfia, intentarán durante toda la película de escapar de ese destino fatal.
Más allá de ese inicio inquietante y alguna escena interesante intercalada en algún otro punto de la película, “El fin de los tiempos” no tiene mucho más para ofrecer. Al menos es corta: 90 minutos, la duración clásica de un éxito de Hollywood. Para serlo, a “El fin de los tiempos” le faltó una decena de otras cualidades. Otro paso en falso de Shyamalan. De todos modos, a gente como él siempre se le da otra oportunidad.
Y es que Shyamalan tiene, definitivamente, algo que provoca que todo el mundo esté esperando cosas grandiosas de su cantera de ideas. Aquel filme con Bruce Willis hablando con un niño que veía gente muerta fue, tal vez, una mochila demasiado pesada para un joven director que recién empezaba. Pero lo cierto es que apenas un año después, Shyalaman regresó con “El protegido” (también con Willis) y salvó con honor sus pergaminos.
Hacer dos películas aclamadas al hilo y en años consecutivos no es poca cosa. Desde entonces, todos apostaron por Shyamalan. Y la mayoría perdió, claro. En 2002, estrenó “Señales” (con Mel Gibson) y la decepción fue mayúscula. Dos años más tarde llegó “La aldea” (con William Hurt y otros tantos pesos pesados) y parecía que podía comenzar el reverdecer la carrera del realizador. Pero en 2006 llegó la indigerible “La dama del agua” y la inmensa mayoría de los indecisos perdieron su fe en el director llegado de la India.
En cambio, para quienes aún creían en él, “El fin de los tiempos” era una prueba crucial. Y el asunto es que, lamentablemente, la ha reprobado. Este filme protagonizado por Mark Wahlberg es aburrido y reiterativo, no termina nunca de interesar a nadie y, como si fuese poco, es una de esas películas en las que se crea un enigma que nunca queda del todo resuelto.
Porque, está clarísimo, la especialidad de Shyamalan era la famosa “vuelta de tuerca”. No abundaremos aquí en ejemplos para no arruinarles las sorpresas a quienes aún no vieron “La aldea” o “Sexto sentido” o “El protegido”, pero todos aquellos que las vieron saben que los finales de los filmes de este hombre son esperados con expectativa.
Bueno, no hay nada de eso aquí. El asunto no empieza mal. Una mañana, en el Central Park de Nueva York, corre una brisa y los transeuntes quedan un momento paralizados para, luego, comenzar a suicidarse de las más variadas formas. Ese extraño fenómeno local de repentinos suicidios en masa luego se extiende al resto de la costa este de los Estados Unidos. Y nuestros protagonistas, cinco habitantes de Filadelfia, intentarán durante toda la película de escapar de ese destino fatal.
Más allá de ese inicio inquietante y alguna escena interesante intercalada en algún otro punto de la película, “El fin de los tiempos” no tiene mucho más para ofrecer. Al menos es corta: 90 minutos, la duración clásica de un éxito de Hollywood. Para serlo, a “El fin de los tiempos” le faltó una decena de otras cualidades. Otro paso en falso de Shyamalan. De todos modos, a gente como él siempre se le da otra oportunidad.