La diabetes gestacional es la intolerancia a los hidratos de carbono diagnosticada durante el embarazo. En este período el organismo sufre modificaciones cuyo objetivo es conseguir que el feto reciba los nutrientes necesarios. Para ello se modifica la sensibilidad a la insulina (recordemos que la insulina es la hormona que regula, entre otros, el metabolismo de la glucemia, haciendo que ésta se encuentre en sangre en valores normales). Si la mamá tiene predisposición al desarrollo de la diabetes, esta situación hará que se ponga de manifiesto la enfermedad.

La prevalencia varía dependiendo del lugar: en Buenos Aires es de +/ - 5 por ciento, mientras que en otros sitios como Boston, es de 2,5 por ciento. Estas diferencias se deben a que el desarrollo de diabetes no sólo depende de los factores de riesgo de la mujer sino también de la etnia, ya que cuanto más caucásica es la mujer menor es el porcentaje de diabetes gestacional.

¿Cómo se trata? La gran mayoría de las embarazadas sólo requieren realizar una dieta para diabéticos. Un pequeño porcentaje necesita la utilización de insulina. Si el diagnóstico se hace adecuadamente y en forma temprana, y si la mujer con esta patología cumple con las indicaciones médicas, los riesgos de alteraciones fetales son los mismos que posee una mujer sin diabetes gestacional. Para averiguar si continúa la patología luego del parto, toda mujer que la haya padecido debe, seis semanas después del nacimiento del bebe, realizar una curva de tolerancia a los hidratos de carbono para así retestear su metabolismo hidrocarbonado.

Cuando se tuvo diabetes gestacional las probabilidades de repetirlas en un futuro embarazo son del 50 por ciento. Por ello se aconseja esperar 24 meses entre uno y otro embarazo para no agotar el páncreas. Asimismo, las probabilidades de padecer diabetes a los 10 años de haber tenido esta patología son de un 50 por ciento. Es aconsejable entonces en este grupo de mujeres la realización de actividad física, y mantener una dieta y peso saludables.