Argentina terminó la primera fase del Mundial Brasil 2014 siendo líder de su grupo luego de vencer a los tres rivales que tenía enfrente: Bosnia-Herzegovina (2-1), Irán (1-0) y Nigeria (3-2). En todas las ocasiones con un Lionel Messi superlativo, pero también con un sinfín de incertidumbres defensivas, lo que hace del equipo una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

La selección desnuda las falencias defensivas rivales, pero no puede ocultar las propias, y en ese ir y venir de un arco al otro, parece tener dos personalidades, que si bien eran conocidas antes de llegar a Brasil, se potenciaron con el correr de los partidos, las dudas del entrenador Alejandro Sabella y el rendimiento de algunos jugadores.

Está visto, y ya quedó comprobado, que Messi está enchufado, metido y enfocado en el objetivo que él mismo se propuso: “No hay nada más lindo que dar la vuelta olímpica con tu selección”, expresó, dando a entender el significado que tiene para él, pero también para todo el mundo futbolístico argentino, poder volver a alzar una tercera Copa del Mundo.

Los “cuatro fantásticos” no pudieron mostrar su mejor versión en territorio brasileño, pese a que las ilusiones estaban puestas en ver a Angel Di María, Lionel Messi, Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero inflando redes y abrazados en todas las fotos de festejos.

Pero la cruel realidad los encontró todos abrazando a Messi, cual salvador de incendios propios y ajenas, y respiraciones más cercanas al alivio que a la satisfacción, mezcladas con descarga de bronca y algo de revancha hacia el público local que siempre quiere ver a la albiceleste debajo en el marcador.

La defensa argentina parece ser ese agujero negro del que tanto hablan y pregonan los científicos, astrónomos y especialistas espaciales, porque de otra manera no podría definirse los desacoples, las zozobras y los errores, por momentos infantiles, que cometen los argentinos.

Sabella apostó por esta postura futbolística –predominó el 4-4-3 en lugar del polémico 5-3-2- y en ese libreto los cuatro del fondo –Pablo Zabaleta, Ezequiel Garay, Federico Fernández y Marcos Rojo-, se mostraron erráticos y algo desorientados, aunque el exlateral de Estudiantes de La Plata salva las ropas por su entrega.

Ahora tendrá que demostrar Argentina en los famosos “mata – mata” de lo que hablan los brasileños para explicar los partidos eliminatorios, que está para grandes cosas. Un error, por más imperceptible que sea, podría derivar en realizar las maletas antes de tiempo, y de eso ya hay experiencias sobradas en los 24 años que hace que la albiceleste no puede llegar a la última semana del mundial.