Los allanamientos ordenados por el juez federal Norberto Oyarbide, más de 100, y las 40 detenciones que se produjeron en ese sentido, no hacen más que desnudar una manera bastante poco clara de hacer las cosas y deja al fútbol argentino otra vez en el ojo de la tormenta y los escándalos.

La organización que realizaba pasaportes italianos, fraudulentos, para que jugadores -muchos de ellos jóvenes- pudieran ser considerados "comunitarios" y así acceder a los clubes europeos, operaba en medio de la impunidad.

No obstante, la justicia siguió la pista desde hace tiempo y así pudo desentrañar toda la red que giraba en torno a los futbolistas, muchos de ellos con la esperanza de convertirse en estrellas.

Sin embargo, este tema no es nuevo para el fútbol argentino, que años atrás contó con resonados casos que puso a los jugadores en el centro del escándalo, entre ellos a Juan Sebastián Verón o Gustavo Bartelt, quien militando en la Roma de Italia estuvo dos años suspendidos por tener un pasaporte falso.

Los "trámites acelerados" para convertirse en ciudadanos italianos siempre estaban plagados de "vicios", que aceleraban situaciones que en un "hombre común" podría tardar mucho más tiempo.

La AFA no puede estar ajena a lo que sucedía con los pasaportes comunitarios, como tampoco lo pueden estar los clubes de primera división, los cuales en la gran mayoría de los casos se benefician con ventas millonarias al exterior.

El fútbol argentino parece, en muchos casos, un gran negociado en donde se mezclan acciones legales e ilegales. En donde la impunidad parece estar a la orden del día y en el que los responsables pocas veces aparecen. Es hora de que la historia vaya cambiando.