A algunos hinchas de Boca se les "piantó un lagrimón", como dice el recordado tango. No es para menos, ya que se va el "último gran ídolo" de la historia boquense, Guillermo Barros Schelotto, luego de 10 años en la primera del club.

Fiel a su historia también, Guillermo se va sin disparar dardos venenosos y agradeciendo una y otra vez a la parcialidad auriazul, por el cariño y el apoyo que le brindaron durante todo este tiempo.

El "mellizo" se irá al Columbus de Chicago, de la primera división del fútbol norteamericano, pero al parecer no por una cuestión de dinero, sino por la posibilidad de jugar, algo que no consigue en Boca, dado que está relegado por el entrenador Miguel Angel Russo.

La decisión de Guillermo se precipitó luego del último superclásico ante River, donde jugó apenas cinco minutos, algo que enojó a los hinchas de Boca y en parte también al futbolista.

La gente de Boca lo extraña y aún no jugó su último partido con la camiseta número siete, esa misma que desde algún sector de hinchas desean retirar, como homenaje al muhcacho oriundo de La Plata.

El amor entre Guillermo y la gente de Boca supera toda circunstancia deportiva, es incondicional, y por ese mismo motivo causo dolor, a sabiendas que ya no lo verán más gritando sus goles, asistiendo a Martín Palermo y discutiendo con los árbitros, en un show que por momentos parecía una comedia italiana.

Nadie duda de todo lo que le brindó a Boca, pero Guillermo bien podría haberse ido con una mejor imagen. No obstante, él le deseó suerte al equipo y agregó que el club ganará el torneo local o la Copa Libertadores. Gracias totales...Guillermo !