Todo parecía que se precipitaba, que el cielo presentaba negros nubarrones, y que el partido ante Boca era lo peor que podía pasarle a River en este momento, en especial por su pasado reciente.

Sin Ariel Ortega, quien se autoexcluyó del superclásico por un problema personal, y Daniel Passarella decidió apostar a un planteo diferente, en el que no estaba incluído Marcelo Gallardo.

Hasta ahora venían jugando como delantero Gonzalo Higuaín y Radamel Falcao García, pero en esta ocasión apostó un pleno a Farías por el colombiano, y en ese sentido tanto el "pipita" como el "tecla" no le fallaron al "kaiser".

River lo liquidó de contragolpe, con una defensa boquense muy mal posicionada por momentos y un arquero que evidenció serias dudas, pese a que salvó algunas pelotas imposibles.

El estado anímico y la cuota de personalidad que le transmitió Passarella a sus jugadores fueron fundamentales para ir resquebrajando a un Boca perdido y sin demasiados argumentos ante un "millonario" implacable.

Se puede decir que el resultado de este superclásico abrió el torneo, con chances para ambos equipos, pero nada está resuelto aún, porque queda medio certamen por disputarse y la tarea no será sencilla.