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Polos opuestos, realidades diferentes
2 de octubre de 2006
Las realidades son bien diferentes. Se diría que son polos opuestos, aunque a decir verdad siempre lo fueron.
Sin embargo, el presente los encuentra en las antípodas. Porque mientras unos se marean dando vueltas y no paran de levantar copas, los otros deambulan como sin sentido, tratando de encontrar de donde agarrarse.
Unos sacan la garra en la adversidad y logran remontadas increíbles. Los otros dejan escapar la alegría a poco del final, cuando soplaban vientos a favor.
Así están hoy Boca y River o River y Boca, como se reflejará el próximo domingo en el superclásico del fútbol argentino, una nueva edición de esta pasión argentina que no conoce de tiempos, circunstancias, ni límites geográficos.
Pero mientras Boca es la expresión pura de la felicidad y tiene a hombres como Rodrigo Palacio, capaz él solo de dar vuelta un partido, River hace tiempo que dejó de ser el "imbatible" y por más que acumule gloria, su actualidad está lejos de su historia.
Boca le remontó un partido increíble -y hasta creíble- a Vélez, en la propia Bombonera, cuando perdía 2-0 y todo hacía prever que el invicto se cortaba. Pero la garra boquense, el desequilibrio de jugadores como Fernando Gago y Palacio, sumado al acierto del entrenador Ricardo La Volpe en algunos cambios, y en la ubicación de Claudio Morel Rodríguez en el mediocampo, fueron demasiado para un planteo algo mezquino de los de Liniers, en el segundo tiempo.
En Córdoba, River mostró que tiene "joyas", pero también que a las mismas hay que pulirlas un poco, porque han perdido bastante del brillo que tenían. Ya nadie juega con el currículum, ni acá, ni en ninguna parte del mundo.
La apuesta de Passarella fue, por momentos, de lo más audaz que se puede ofrecer hoy en dìa en el fútbol local, con cinco jugadores en posición netamente ofensiva: Fernando Belluschi, Marcelo Gallardo, Ariel Ortega, Radamel Falcao García y Gonzalo Higuaín. No hicieron ningún gol.
Atrás están las dudas de River y por ahí pasará la trabajosa tarea de Passarella de cara al Superclásico del domingo. Algunos viejos hinchas millonarios hasta piden por el "Kaiser" como segundo zaguero central.
Las cartas están echadas. Las apuestas favorecerán a unos más que a otros. Pero siempre hay que pensar que este es un partido aparte, y cualquier cosa puede pasar.
Sin embargo, el presente los encuentra en las antípodas. Porque mientras unos se marean dando vueltas y no paran de levantar copas, los otros deambulan como sin sentido, tratando de encontrar de donde agarrarse.
Unos sacan la garra en la adversidad y logran remontadas increíbles. Los otros dejan escapar la alegría a poco del final, cuando soplaban vientos a favor.
Así están hoy Boca y River o River y Boca, como se reflejará el próximo domingo en el superclásico del fútbol argentino, una nueva edición de esta pasión argentina que no conoce de tiempos, circunstancias, ni límites geográficos.
Pero mientras Boca es la expresión pura de la felicidad y tiene a hombres como Rodrigo Palacio, capaz él solo de dar vuelta un partido, River hace tiempo que dejó de ser el "imbatible" y por más que acumule gloria, su actualidad está lejos de su historia.
Boca le remontó un partido increíble -y hasta creíble- a Vélez, en la propia Bombonera, cuando perdía 2-0 y todo hacía prever que el invicto se cortaba. Pero la garra boquense, el desequilibrio de jugadores como Fernando Gago y Palacio, sumado al acierto del entrenador Ricardo La Volpe en algunos cambios, y en la ubicación de Claudio Morel Rodríguez en el mediocampo, fueron demasiado para un planteo algo mezquino de los de Liniers, en el segundo tiempo.
En Córdoba, River mostró que tiene "joyas", pero también que a las mismas hay que pulirlas un poco, porque han perdido bastante del brillo que tenían. Ya nadie juega con el currículum, ni acá, ni en ninguna parte del mundo.
La apuesta de Passarella fue, por momentos, de lo más audaz que se puede ofrecer hoy en dìa en el fútbol local, con cinco jugadores en posición netamente ofensiva: Fernando Belluschi, Marcelo Gallardo, Ariel Ortega, Radamel Falcao García y Gonzalo Higuaín. No hicieron ningún gol.
Atrás están las dudas de River y por ahí pasará la trabajosa tarea de Passarella de cara al Superclásico del domingo. Algunos viejos hinchas millonarios hasta piden por el "Kaiser" como segundo zaguero central.
Las cartas están echadas. Las apuestas favorecerán a unos más que a otros. Pero siempre hay que pensar que este es un partido aparte, y cualquier cosa puede pasar.