Bien dice el cantautor español Joan Manuel Serrat: "Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio", y vaya si de verdades sabe Reinaldo Merlo, quien en enero de este año fue despedido de River en medio de lo que muchos vieron como "una cama" de parte del plantel, y hoy disfruta del amor incondicional de los hinchas de Racing.

"Mostaza" Merlo dijo que no podía continuar en River porque el plantel le había recriminado la forma de jugar. A los pocos días, Daniel Passarella tomó las riendas del equipo "millonario".

Debieron pasar varios meses para que los caminos de River y Merlo volvieran a cruzarse, pero no en la misma vereda, sino en polos opuestos, porque ahora "Mostaza" está en Racing, hinchada que lo idolatra luego de romper el "maleficio" de los 35 años sin títulos.

Merlo planteó un clásico como había que plantearlo, jugándose el todo por el todo, y ayudado por algunos bajos rendimientos de River y la concentración de sus jugadores, hizo que Racing gane 3-1 y se mantenga ilusionado.

A modo de "protesta", "revancha" o como quiera denominarse, Merlo no se refirió a River con dolor o resentimiento -teniendo en cuenta que pasó más de 20 años en la entidad de Núñez-, y cauto y sincero se mostró esperanzado con el equipo.

Ahora las dudas las tiene River, pero ese ya no es problema de Merlo, sino de un Passarella que deberá mejorar mucho en ese sentido.

"Este es el triunfo de los jugadores de la actitud de ellos y de Racing. Yo sabía que era un partido importante. Pero estoy tranquilo y bien", dijo Merlo, aún con el resultado fresco.

Internamente Merlo sabe que "quien ríe último, ríe mejor". Gallardo, aquel que fue uno de los impulsores de su salida de River, encima se fue expulsado. "Bingo", cantaron por Avellaneda.