Alguien atraviesa un detector de metal y suena la alarma. Los guardias de seguridad sonríen y lo dejan pasar sin hacerlo vaciar los bolsillos o siquiera explicar por qué pudo haber chillado el aparato.

La escena, imposible en un aeropuerto, se repite muchas veces en varios estadios en los primeros días del Mundial. Con la atención de miles de millones de personas en el planeta, el torneo de un mes en Sudáfrica es un tentador blanco para terroristas.

La relajada seguridad en los estadios y el principal centro de prensa parece estar limitada principalmente a los visitantes acreditados como periodistas y dirigentes. La revisión de bolsas es rara, y muchas veces las credenciales no son inspeccionadas detenidamente.

Horst Schmidt, un experto en seguridad de la FIFA que asesora a los organizadores del Mundial, expresó confianza de que los fanáticos regulares son revisados con rigurosidad, pero indicó que es posible que la gente con credenciales sea tratada diferente.

"Quizás es más relajada (la seguridad)", indicó. "Pero hay órdenes estrictas... a mí me revisaron la acreditación. Me miraron a la cara y la compararon con mi fotografía".

Hasta ahora no han habido problemas de seguridad serios en las sedes de los partidos. En general los aficionados se han comportado bien en un ambiente de fiesta. La policía indicó que está satisfecha y la FIFA _aunque reconoce la falta de experiencia de los encargados de revisar a la gente_ confía que haya mejoría mientras transcurra el torneo.

"Esta es la primera vez que deben lidiar con tanta gente entrando (a un estadio)", dijo Schmidt. "Se necesita tiempo para que se den cuenta y conozcan la situación".

Sin embargo, la seguridad es mucho más laxa que en recientes competencias deportivas internacionales como los Juegos Olímpicos de Beijing y Atenas.