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Huracán rescató un punto en Tucumán
8 de febrero de 2010
El empate entre Atlético y Huracán en Tucumán no fue el clásico 0-0 bodrio que obliga al espectador más benevolente a desear que llegue el final. Fue una igualdad con alicientes, en la que dos equipos de magro promedio necesitaban ganar y que dejó a todos con ganas ver ese plus que les faltó a ambos equipos para llevarse la victoria. En un desarrollo entretenido, el Decano fue más y buscó aun cuando jugaba en inferioridad numérica, mientras que se esperó en vano que el Globo se despertara e hiciera valer el hombre de más que tuvo durante media hora.
El conjunto de Héctor Rivoira mostró su ambición desde los primeros minutos del encuentro, en los que Gastón Esmerado y Adrián Peralta, quien luego saldría por lesión, le dieron al mediocampo el empuje para salir en velocidad y buscar que le llegara juego a Gustavo Balvorín. Pero enseguida los de Osvaldo Sosa emparejaron las acciones y comenzaron a aparecer sus individualidades, sobre todo la de Luis Rodríguez, el primero en darle trabajo a Gastón Monzón.
En los instantes más movidos del período, Andrés Franzoia respondió para los de Parque Patricios en una incursión por derecha que derivó en un disparo afuera. Pero luego el desarrollo cayó en el letargo y la intrascendencia mantuvo la pelota en el mediocampo y pocas veces de pie en pie. Recién en el final, la Pulga volvió a exigir a Monzón desde lejos. Muy poco tras un arranque prometedor.
Sin embargo, el complemento se encargó de consolidar la mejor imagen de Atlético, pese a que los de Osvaldo Sosa se quedaron con un hombre menos a los 15 minutos por la expulsión de Sebastián Longo, que venía desarrollando una buena actuación.
Segundos antes, el Decano había despediciado la chance más clara del partido, cuando Fabio Escobar apareció por izquierda, se llevó la marca del arquero, habilitó al medio para la Pulga y éste se acomodó de más y permitió que Monzón despejara su remate. En el rebote, otra vez lo tuvo Escobar y salvó Eduardo Domínguez.
Ya once contra diez en favor del Globo, éste nunca logró claridad en la creación, ni siquiera precisión en la construcción del juego. Se multiplicaron así sus intentos desde media distancia, como uno de Patricio Toranzo que estuvo cerca, mientras que del lado local siempre radicaban las mejores ideas ante la pasividad de su rival. Dos ingresados hilaron las oportunidades más claras: Emmanuel Gigliotti también probó desde afuera y David Drocco mandó un centro en un tiro libre que hizo pasar de largo a Monzón y casi se le mete.
Pero el final llegó con las emociones en deuda. Tal vez podrían explicarse los intentos postreros del local y la apatía de la visita en el marco del encuentro y su posición en los promedios: los tucumanos empujaban desde las tribunas, están últimos en la tabla del descenso y aún no ganaron en el Clausura, mientras que los Quemeros valoraban el punto de visitante, si bien están cerca no ocupan puestos de riesgo y venían de festejar ante Newell´s. Así, con el empate, el conformismo venció a la urgencia.
El conjunto de Héctor Rivoira mostró su ambición desde los primeros minutos del encuentro, en los que Gastón Esmerado y Adrián Peralta, quien luego saldría por lesión, le dieron al mediocampo el empuje para salir en velocidad y buscar que le llegara juego a Gustavo Balvorín. Pero enseguida los de Osvaldo Sosa emparejaron las acciones y comenzaron a aparecer sus individualidades, sobre todo la de Luis Rodríguez, el primero en darle trabajo a Gastón Monzón.
En los instantes más movidos del período, Andrés Franzoia respondió para los de Parque Patricios en una incursión por derecha que derivó en un disparo afuera. Pero luego el desarrollo cayó en el letargo y la intrascendencia mantuvo la pelota en el mediocampo y pocas veces de pie en pie. Recién en el final, la Pulga volvió a exigir a Monzón desde lejos. Muy poco tras un arranque prometedor.
Sin embargo, el complemento se encargó de consolidar la mejor imagen de Atlético, pese a que los de Osvaldo Sosa se quedaron con un hombre menos a los 15 minutos por la expulsión de Sebastián Longo, que venía desarrollando una buena actuación.
Segundos antes, el Decano había despediciado la chance más clara del partido, cuando Fabio Escobar apareció por izquierda, se llevó la marca del arquero, habilitó al medio para la Pulga y éste se acomodó de más y permitió que Monzón despejara su remate. En el rebote, otra vez lo tuvo Escobar y salvó Eduardo Domínguez.
Ya once contra diez en favor del Globo, éste nunca logró claridad en la creación, ni siquiera precisión en la construcción del juego. Se multiplicaron así sus intentos desde media distancia, como uno de Patricio Toranzo que estuvo cerca, mientras que del lado local siempre radicaban las mejores ideas ante la pasividad de su rival. Dos ingresados hilaron las oportunidades más claras: Emmanuel Gigliotti también probó desde afuera y David Drocco mandó un centro en un tiro libre que hizo pasar de largo a Monzón y casi se le mete.
Pero el final llegó con las emociones en deuda. Tal vez podrían explicarse los intentos postreros del local y la apatía de la visita en el marco del encuentro y su posición en los promedios: los tucumanos empujaban desde las tribunas, están últimos en la tabla del descenso y aún no ganaron en el Clausura, mientras que los Quemeros valoraban el punto de visitante, si bien están cerca no ocupan puestos de riesgo y venían de festejar ante Newell´s. Así, con el empate, el conformismo venció a la urgencia.