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Las mejores escenas de sexo de la historia
15 de agosto de 2007
Los ránkings apasionan a los fanáticos del cine. Recientemente, los ingleses habían publicado una lista con las mejores comedias de todos los tiempos (ganó “La vida de Brian”, de los Monty Python) y los mejores héroes de la historia (fue para “Indiana Jones”). Desde los Estados Unidos se preguntaron, en cambio, cuáles eran las películas más influyentes de los últimos 25 años y las palmas fueron para “El señor de los anillos”.
Ahora, los sitios especializados IFC y Nerve.com pensaron que era el momento de pensar en sexo y se dedicaron a elaborar una compulsa sobre las mejores 50 escenas eróticas de la historia del cine. Y, como todas las de su tipo, es una encuesta arbitraria y parcial, aunque siempre es divertido descubrir las preferencias de los espectadores.
Sorprendentemente, el primer premio fue para la escena entre Donald Sutherland y Julie Christie en “Venecia rojo shocking”, filmada en 1973 por Nicolas Roeg. La secuencia, que comienza en un baño y luego se traslada a una cama, está filmada con tal realismo que aún hoy, como se ve en esta encuesta, es tomada como referencia para los cultores del género.
En segundo lugar quedó el crudo encuentro entre Viggo Mortensen y Maria Bello en “Una historia violenta”, de 2005. Como recordarán quienes la hayan visto, el clímax de la escena se desarrolla en una escalera y los propios actores recuerdan la cantidad de golpes que sufrieron durante el rodaje para combinar el erotismo con cierta dosis de brutalidad.
El tercer escalón del podio fue para el amor lésbico y premia los trabajos de Naomi Watts y Laura Harring en “Mulholland Drive”, el inquietante filme que David Lynch estrenó en 2001, en el que el sexo, el misterio extremo y la falta de certezas dejan al espectador desconcertado.
Detrás le siguieron en la encuesta los escarceos amorosos entre Tom Cruise y Rebecca De Mornay en “Negocios riesgosos” (1983), Lena Olin y Juliette Binoche en “La insoportable levedad del ser” (1988), Beatrice Dalle y Jean-Hugues Anglade en “Betty Blue” (1985), Gordon Warnecke y Daniel Day-Lewis en “Ropa limpia, negocios sucios” (1985), James Spader y Maggie Gyllenhaal en “Secretaria” (2002), Ellen Barkin y Dennis Quaid en “Demasiado fácil” (1987), y Peter Boyle y Madeline Kahn en “El joven Frankestein” (1974).
Ahora, los sitios especializados IFC y Nerve.com pensaron que era el momento de pensar en sexo y se dedicaron a elaborar una compulsa sobre las mejores 50 escenas eróticas de la historia del cine. Y, como todas las de su tipo, es una encuesta arbitraria y parcial, aunque siempre es divertido descubrir las preferencias de los espectadores.
Sorprendentemente, el primer premio fue para la escena entre Donald Sutherland y Julie Christie en “Venecia rojo shocking”, filmada en 1973 por Nicolas Roeg. La secuencia, que comienza en un baño y luego se traslada a una cama, está filmada con tal realismo que aún hoy, como se ve en esta encuesta, es tomada como referencia para los cultores del género.
En segundo lugar quedó el crudo encuentro entre Viggo Mortensen y Maria Bello en “Una historia violenta”, de 2005. Como recordarán quienes la hayan visto, el clímax de la escena se desarrolla en una escalera y los propios actores recuerdan la cantidad de golpes que sufrieron durante el rodaje para combinar el erotismo con cierta dosis de brutalidad.
El tercer escalón del podio fue para el amor lésbico y premia los trabajos de Naomi Watts y Laura Harring en “Mulholland Drive”, el inquietante filme que David Lynch estrenó en 2001, en el que el sexo, el misterio extremo y la falta de certezas dejan al espectador desconcertado.
Detrás le siguieron en la encuesta los escarceos amorosos entre Tom Cruise y Rebecca De Mornay en “Negocios riesgosos” (1983), Lena Olin y Juliette Binoche en “La insoportable levedad del ser” (1988), Beatrice Dalle y Jean-Hugues Anglade en “Betty Blue” (1985), Gordon Warnecke y Daniel Day-Lewis en “Ropa limpia, negocios sucios” (1985), James Spader y Maggie Gyllenhaal en “Secretaria” (2002), Ellen Barkin y Dennis Quaid en “Demasiado fácil” (1987), y Peter Boyle y Madeline Kahn en “El joven Frankestein” (1974).