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Las empresas no pueden aumentar los sueldos
15 de julio de 2008
Si bien es funcional al objetivo de controlar la inflación, la caída del consumo está afectando el mercado interno y con ello al grueso del entramado Pyme, el gran empleador de la economía local.
La situación entraña un círculo vicioso: por un lado estas empresas necesitan incrementar sus ventas, porque enfrentan aumentos en los costos y en algunos casos ya ni siquiera pueden responder a los ajustes salariales acordados en paritarias.
Entienden que el poder adquisitivo real ha sufrido un desgaste por efecto de la inflación, que podría estar recortando las decisiones de compra, pero aseguran que no pueden aumentar los salarios, al menos con este nivel de empleo.
Ante este escenario es más o menos previsible que el Gobierno impulse fórmulas de recomposición de ingresos de la población, con un ojo puesto en la recuperación económica del último trimestre y el otro en las elecciones del año que viene.
Pero los empresarios no creen que esa mejora se limite a retoques impositivos o jubilatorios. Están convencidos que la reelección de Moyano al mando de la CGT asegura cierta ‘racionalidad’ en la pulseada distributiva, pero no pierden de vista que “Barrionuevo armó otra central y va a correr al camionero por izquierda”.
No es solo eso. Los pequeños y medianos empresarios que trabajan exclusivamente para el mercado interno advierten que desde hace un tiempo está en marcha otra puja, en la que llevan las de perder: la que pone en juego los trabajadores formados en sus propias empresas, que son tentados por grandes compañías o Pymes exportadoras.
Es por eso que creen que en muchos casos el desafío de retener los recursos humanos calificados solo será posible con aumentos salariales propios.
Incertidumbre y/o menor poder de compra
“Que las Pymes dependan del mercado interno exige atender el poder adquisitivo de los trabajadores para levantar el nivel de consumo. Hoy esta situación se agrava por la menor protección cambiaria y arancelaria, sin olvidar que hace tiempo que rige el arancel cero con Brasil. Entonces la pregunta es: cómo hacer para mejorar los ingresos de la gente sin generar presión inflacionaria y sin que las empresas pierdan mercado”, dice el economista Carlos Leyba, que integrara el equipo económico de José Beer Gelbard, durante el tercer gobierno de Perón.
Las pequeñas y medianas empresas fueron las que primero acusaron el impacto de los cambios económicos de los últimos meses: la caída del tipo de cambio real les ha pegado por el lado de la competitividad; el aumento de las tasas de interés al encarecer el financiamiento y la menor actividad en el mercado interno por reducir sus niveles de facturación.
A su vez, la caída en las ventas junto con los crecientes costos de producción, ha erosionando la rentabilidad, variable que en los últimos años permitió financiar la inversión de estas empresas.
En este marco y teniendo en cuenta la incidencia de las Pymes en el mercado laboral, parece clave identificar el origen del bajón de la demanda, a fin de encontrar la fórmula más eficiente para reanimar el mercado interno.
El economista Pablo Besmedrisnik, de Fundación CREAR, asegura que si bien la capacidad de ajuste de los salarios de algunos sectores se vio lesionada en los últimos meses, no sería ese “el factor central que explique el debilitamiento de los indicadores de consumo de bienes durables”.
“El nivel de conflictividad política puesto de manifiesto y en definitiva cierta dosis de incertidumbre, se manifiesta en una menor voluntad de invertir de los empresarios y en la mayor reticencia de los consumidores a comprar. En este “wait and see” esperando que se disipe la tormenta parece estar la explicación más relevante para la retracción que se estaría observando en el consumo doméstico”.
Besmedrisnik asegura que “no es fácil estimar la evolución del salario real” y en qué medida exacta algunos sectores perdieron poder adquisitivo, pero se puede observar que la diferencia entre los sectores que más ganan y los que menos ganan ha aumentado: los salarios que más crecieron se han podido ajustar razonablemente y los que menos ganan han perdido poder adquisitivo, dice.
El especialista agrega que mientras que en el 1er trimestre de 2007 los empleados de los tres sectores con mejor remuneración (Explotación de Minas y Canteras, Suministro de Electricidad, Gas y Agua e Intermediación Financiera) ganaban un 274,5% más que los empleados de los tres sectores con peores ingresos (Textiles y Cueros, Hoteles y Restaurantes y Agricultura Ganadería Caza y Silvicultura), en idéntico período de 2008 ese porcentaje trepó al 281,5%
Para otro economista, que prefirió no ser mencionado, el escenario de precios y salarios gana en complejidad y eso “está vinculado a la falta de profesionalismo en la gestión económica de la Nación” y al hecho de que nadie se encargó seriamente de la inflación.
“No olvidemos que muchos sectores cerraron acuerdos paritarios por debajo de la inflación real que hay que ubicar en torno al 26%. Esto habla de que hace falta una recomposición de los ingresos si se quiere mejorar el consumo en la última parte del año. El problema es que la Pyme que aumente los sueldos va a dar menos empleo”.
Según dijo hace una semana en el programa Asteriscos, la economista Marina Dal Poggetto, del estudio Bein y Asociados, “el Gobierno va a intentar frenar una desaceleración de la economía con una suba de salarios y de jubilaciones”.
Pero los empresarios no quieren saber nada con retoques salariales que salgan de sus bolsillos, o sea que impliquen mayores costos de producción.
Aumentos vs Empleo
Ramiro Prodan, presidente de CADIEEL(Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas), dice que algunos segmentos del sector enfrentan caídas del 30% en la ventas, además de inflación en dólares y demoras o falta de pago en el interior.
“Como integrantes de ADIMRA se acordaron aumentos salariales del 30%, que es un valor importante sobre todo para las Pymes, que son mano de obra intensivas. Hasta ahora no hemos recibido presiones sindicales, pero claramente no podemos dar nuevos aumentos”, dice Prodan.
En la industria textil el panorama es similar.
“Si la empresa no vende los aumentos de sueldos y las propias empresas son inviables. Hay que privilegiar las fuentes de trabajo, porque si no volvemos a la fórmula de los 90 cuando se evaporó el 60% de la fuerza laboral del sector”, dice Jorge Sorabilla, director de la firma TN Platex.
Para Besmedrisnik la mejora en los sueldos nominales “es una buena alternativa siempre que su correlato seguro sea una mejora real en el poder adquisitivo. Cuando la conexión nominal-real no es certera los riesgos de esta política se magnifican y su implementación deja de ser recomendable”
En definitiva la recuperación del mercado interno es clave para apuntalar el crecimiento económico y alejar los fantasmas del desempleo. Pero las Pymes no parecen en condiciones de financiar ese proceso y cualquier medida que se adopte desde el Estado no será neutra en términos de costo fiscal.
Por lo demás ninguna fórmula será sustentable si paralelamente a su aplicación, no se trabaja en domar la inflación.