Disimular datos de la realidad que se dan de bruces con el "modelo productivo con inclusión social" siempre ha sido una tentación para este gobierno, que ahora la emprendió contra las consultoras privadas porque reflejan una inflación que duplica o triplica a la del INDEC, a tono con los padecimientos cotidianos de la gente.

Los cálculos privados se transformaron desde el 2007 en referencia ineludible para quienes toman decisiones que involucran millones, porque ese año a Néstor Kirchner se le ocurrió que el INDEC debía ser intervenido, y a partir de allí el descrédito del
organismo fue cayendo en picada.

Tras esa decisión, que le permitió a la Argentina ahorrarse miles de millones de dólares en pagos de bonos ajustados por inflación pero le hizo un severo daño a su credibilidad, la necesidad de tener siempre a mano el "diario de Yrigoyen", para no
ofender al jefe, se hizo carne en muchos funcionarios.

La leyenda popular sostiene que durante el segundo mandato del ex presidente radical Hipólito Yrigoyen (1928-1930) se habría creado un diario ficticio en el que el presidente de turno pudiera leer "buenas noticias" redactadas por su entorno.

Más allá del grado de veracidad de esa leyenda, el problema de manipular la realidad siempre fue que con esa práctica, quien debe tomar las decisiones no cuenta con la información adecuada para hacer un diagnóstico preciso.

Tal vez el funcionario que mejora cumple su tarea como fiel soldado de los pedidos de la Casa Rosada sea el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el más fiel "soldado" que tiene Cristina, quien ya alguna vez dijo que era su "mejor"
colaborador.

Moreno hizo esfuerzos descomunales por cerrar acuerdos de precios en su momento, que finalmente quedaron truncos, y aún así no perdió la iniciativa.

En los últimos meses, se lo ve preocupado al secretario porque las importaciones crecen al galope, y por ello no dudó en utilizar el lápiz rojo para impedir el ingreso de múltiples mercancías que duermen en los containers aduaneros.

Ahora, presiona a las consultoras privadas para que revelen de dónde obtienen la información y hasta con qué personal cuentan para hacer los relevamientos.

La expectativa es que esa advertencia, que incluiría multas que podrían hacer quebrar a más de una consultora, haga que los números de inflación que difunden los privados se aminoren.

Así, al inefable Moreno sólo le restaría enviarle una intimación a Hugo Moyano y sus gremios aliados para que a la hora de exigir aumentos no se basen en el "changuito del supermercado", como advirtió el camionero, sino en las prolijas estadísticas del
INDEC.

¿Se animará?