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La vuelta de las cajas de crédito cooperativas
21 de noviembre de 2007
Tres décadas después de que Martínez de Hoz les bajara el pulgar, las cajas de crédito cooperativas vuelven por la revancha y sus defensores aseguran que esta vez jugarán un papel preponderante.
Aún con dudas acerca de su implementación y puesta a punto, especialistas del mercado afirman que estas entidades podrían hacer una contribución no menor en uno de los actuales cuellos de botella del modelo: la financiación de la inversión a mediano plazo en empresas impedidas de acceder al crédito.
El instrumento, que apunta a sectores y poblaciones no atendidos por el sistema financiero convencional, operará bajo la órbita del Banco Central (BCRA) y estará habilitado para captar depósitos, que en su mayor parte, deberán volver a la comunidad local, en forma de créditos a la producción.
Arnaldo Bocco, director del BCRA y principal promotor del regreso de las Cajas de Crédito Cooperativas (CCC), asegura que desde octubre pasado funciona el sistema encargado de evaluar y aprobar proyectos destinados a participar en este mercado, cuyas primeras entidades podrían ver la luz durante el segundo trimestre del próximo año.
“Actualmente unos 25 grupos interesados de distintas regiones del país y creemos que eso es solo el comienzo. Hay que tener en cuenta que la ley abre la posibilidad a que muchas instituciones de crédito que trabajan en la informalidad y que administran cerca del 10% de los recursos financieros, puedan ingresar al sistema”, dice Bocco.
El interés proviene de los cuatro puntos cardinales: Alto Valle en Río Negro, Mar del Plata y Junín en Bs.As.; Jesús María, Devoto y Río Tercero en Córdoba, Oberá en Misiones, Mendoza y Salta, son sólo algunas de las localidades que el año que viene podrían contar con alguna CCC.
Flexibilización
En algunos casos los grupos se conforman en torno a cooperativas de servicios, a los que les está vedado transformarse en cajas de crédito, pero sí pueden integrarse como socios.
Bocco dice que un caso muy interesante en este sentido “lo lleva adelante la Cooperativa Eléctrica de Punta Alta, que trabaja con energía eólica, que está formando un grupo interesado en conformar una Caja de Crédito Cooperativa”.
Entusiasmado, el director del BCRA afirma que los cambios que flexibilizaron la normativa aumentan las chances de viabilidad del sistema.
La aclaración tiene su razón de ser: no es el primer esfuerzo en reflotar el sistema de crédito cooperativo. Y tampoco sería el primero en fracasar. En el 2003 el ex diputado Héctor Polino logró modificar la Carta Orgánica del Banco Central a fin de habilitar la operatoria de estas entidades, pero las restricciones, incorporadas básicamente en la reglamentación de la norma, se encargaron de abortar el intento.
Los cambios introducidos el año pasado, luego de un trabajo conjunto de Bocco, como representante del Central; el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC), el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) y la Federación de Cooperativas, le otorgaron un perfil más amigable para los potenciales interesados en formar parte del sistema.
En ese entonces se eliminaron los topes a la captación de depósitos por entidad y las limitaciones para operar con clientes de otras zonas; además, se le reconoció a la Letra de Cambio atributos comparables al cheque, que al igual que éste será compensado en las cámaras electrónicas.
La reglamentación de la norma se propuso asimismo impulsar la asociatividad de las CCC en torno a una federación, con el propósito de compartir recursos profesionales, tecnológicos y comunicacionales, de forma tal de reducir costos operativos.
Norberto Giudice, director ejecutivo de la Asociación de Entidades Especializadas (ABE), institución que agrupa a las dos cajas de créditos que sobrevivieron a la guadaña de la Ley de Entidades Financieras, de Martínez de Hoz y cia., coincide en que “se logró flexibilizar las condiciones de entrada, pero no lo suficiente para alcanzar un punto de equilibrio, porque el costo de operar bajo el paraguas del Central resulta muy alto para la mayoría de los interesados”.
Para Bocco el sistema es gratuito, pero admite que “puede ser oneroso para las sociedades camufladas de cooperativas”.
Por su parte Aaron Gleizer, asesor normativo del IMFC, dice que “los costos obedecen a la necesidad de implementar medidas de seguridad, como los castilletes blindados y cerraduras especiales, incorporar oficiales de lavado de dinero y cumplir con el régimen informativo, que exige el Central, que si bien parece más aliviado que el de los bancos, no deja de ser relevante”.
Según Gleizer es el precio de la formalidad, “por eso a infinidad de mutuales de crédito, que podrían convertirse en cajas de crédito cooperativas, no les interesa el sistema”.
Se explica: estas entidades no compiten con el sistema financiero tradicional y trabajan con costos muy reducidos, lo que les permite conformar un nicho de mercado, que por ahora, resiste el paso del tiempo y las crisis.
Mercado y competencia
Un tema clave del sistema de CCC es el de la competencia, esto es, con qué entidades va a competir y en qué condiciones.
Carlos Heller, titular de Banco Credicoop, entidad surgida en 1979 como consecuencia de la fusión de 44 cajas de crédito cooperativas, descarta que la institución que preside vaya a superponerse con el mercado de las CCC.
“Por más que coincidamos con las Cajas de Crédito en el mismo segmento de mercado al que apuntamos, o sea las Pymes y las microempresas, no vamos a competir porque no tenemos presencia en todos las ciudades del país. De hecho un tercio de los pueblos del interior carecen por completo de servicios bancarios y muchas veces sus pobladores tienen que recorrer muchos kilómetros para llegar a un Banco. Mejor sería hablar de complementariedad”, dice Heller.
En tanto que para Leticia Elvira Topa, asesora del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Bs.As., “hay algunas diferencias entre el momento actual de relanzamiento del sistema y el momento en que las Cajas de Crédito tuvieron su apogeo.
En aquel entonces el mercado no era disputado por los Bancos y hoy sí lo es. Esto daría la pauta de que va a ser un mercado competitivo”.
La especialista dice que en la actualidad se registra un bajo financiamiento bancario a las pequeñas y medianas empresas, que necesitan invertir pero no recurren a las líneas crediticias de los Bancos. “Es necesario trabajar para que las Cajas de Crédito puedan responder a las necesidades de los potenciales demandantes de fondos”, dice Topa.
La ley establece que las CCC tendrán que aplicar no menos del 85 % de sus recursos al financiamiento de las actividades productivas y de consumo de su zona de influencia.
Esta cercanía con los clientes es una de las ventajas más difundidas del sistema, por lo que significa en términos de confianza y respeto a los compromisos. Pero también se traduce en la necesidad de innovar en mecanismos de evaluación del cliente, que podrían ser muchos más ágiles que los instrumentos de riesgo crediticio del sistema bancario.
Por ello Aaron Gleizer afirma que las nuevas entidades “enfrentan un desafío competitivo que exige prudencia y profesionalización permanente de su gestión”.
En la cadena de eventos que explican el divorcio entre bancos y empresas y sus posibles soluciones, como el promocionado banco de desarrollo, el sistema de Cajas de Crédito Cooperativo aparece como el eslabón perdido, ahora recuperado.