La obsesión que el personaje de Jom Carrey sufre en torno al número 23 en su más reciente filme parece haber trascendido los límites de la pantalla. "Un amigo mío, en Canadá, me transmitió esta inquietud porque lo veía por todas partes. Llegó a enviarme un libro sobre el caso del número 23 que reproduce todos los hechos extraños y raros provocados supuestamente por este número. Pensé que mi amigo estaba loco, pero a partir de ese momento yo mismo empecé a ver 23 por todos lados. De repente, empecé a volver locos a todos mis amigos", comenta Carrey.

"Luego estaba en mi oficina chateando por Internet con un amigo acerca del cambio de nombre de mi compañía y él empezó a referirse al salmo 23, hablando de él con aquello del valle de la sombra de la muerte. En ese mismo instante, otro amigo llegó hasta mi oficina con un diario que tenía como titular Florece el Valle de la Muerte", declaró recientemente Jim Carrey, al recordar cómo influyeron en él los personajes que intepreta en "Número 23".

Lo más curioso es que todo esto le sucedió a Carrey antes de que quedara vinculado con el filme. De hecho, indicó que justo después de estas extrañas coincidencias llegó a sus manos la noticia sobre el filme. Mientras estaba explicándolo a un amigo todas estos sucesos relacionados con el 23, éste le dijo: "¡Qué curioso! Acabo de terminar un guión acerca del número 23". Y allí Carrey reconoce que empezó a "volverse loco".

En esta película, que finalmente él protagonizaría, Carrey se pone en la piel de Fingerling, un cínico y brutal detective de ficción, y de Walter Sparrow, un modélico padre de familia que se ve obsesionado por un libro y por el número 23.

En entrevistas que concedió a raíz del estreno de este filme, el multifacético actor señala que guarda en una carpeta los incidentes vinculados con el 23. "Aquí hay una camioneta remolcada desde el lugar donde chocó a mi auto con el número 23 en el costado. Es el coche número 23 de una flotilla. Le pedí al conductor que me sacara una foto junto al auto. Mire el auto que está frente a nosotros en la foto: tiene el número 23 en la placa con su patente".

Y tiene más: "Cuando llegué al hotel, estaba alojado en la habitación 1223. Me asomé a la terraza, y el toldo que estaba cruzando la calle correspondía al número 323. Y cuando pedí el desayuno estaba el 23 escrito sobre uno de mis panqueques. De acuerdo: esto último es un chiste, pero lo demás es absolutamente verdadero, como para asustarse y sentir que estamos frente a algo monstruoso".