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Hipertensión arterial: una “asesina silenciosa”
19 de octubre de 2007
Es conocida como el “mal silencioso”, porque la mitad de quienes la padecen no se han enterado. En nuestro país, es la enfermedad crónica más frecuente, y desde los 40 años, la sufre más del 30% de la población. Sin embargo, si se la controla a tiempo, pueden evitarse sus consecuencias graves. En Argentina ahora se cuenta con tecnología y tratamientos de vanguardia para detectar causas.
Se llama hipertensión arterial a la elevación sostenida de los niveles de la presión sanguínea por encima de valores considerados normales: 140 (máxima o llamada sistólica) y 90 (mínima o diastólica), en los adultos. Aunque se detecta a través de un signo –la presión alta–, se trata de una enfermedad que afecta a todo el organismo, a través de mecanismos inflamatorios, inmunológicos y hormonales.
Por eso, la Dra. Carol Kotliar, jefa del Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Universitario Austral (HUA) enfatiza: “Es fundamental, además de normalizar el valor de la presión arterial, identificar las alteraciones que causan la enfermedad para poder corregirlas”.
La hipertensión arterial –junto con el colesterol elevado y el tabaquismo– es el principal factor de riesgo para el desarrollo de un infarto de miocardio y de un accidente cerebrovascular. Pero el riesgo se eleva si el afectado tiene algún tipo de daño en los llamados “órganos blanco”, como las arterias, el corazón, el cerebro y los riñones.
La hipertensión puede ser esencial o primaria, cuando no es causada por otra enfermedad, o secundaria, cuando se desarrolla debido a una mal subyacente o a un factor externo. El 80% de los afectados padece el primer tipo y, aunque se desconoce su origen, se atribuye la hipertensión a trastornos genéticos que podrían identificarse a través de estudios sanguíneos. Sin embargo, como aún no se conoce una terapia genética que pueda modificar las alteraciones de esos genes, no se realiza su determinación en forma rutinaria.
“Las personas con hipertensión esencial pueden tener diferentes mecanismos a través de los cuales se eleva la presión. Es importante identificarlos para realizar un tratamiento individualizado, ya que no es lo mismo cualquier antihipertensivo para cualquier paciente”, dice Kotliar. En el 20% de los afectados, la hipertensión es secundaria a otro trastorno.
Algunas de las enfermedades que la generan son las de origen tiroideo, como el hipotiroidismo o el hipertiroidismo; la apnea del sueño; las enfermedades en las glándulas suprarrenales; los síndromes depresivos y las alteraciones renales. En estas situaciones, es importante diagnosticar cuál es la verdadera causa de la hipertensión, pues puede requerir un tratamiento específico diferente al antihipertensivo.
El Dr. Pedro Forcada, especialista en Cardiología y en Hipertensión Arterial del HUA, explica que aunque no se conozcan en todos los casos las causas reales de la hipertensión, sí se han determinado algunos factores de riesgo que propician la enfermedad vascular, tales como la obesidad, el sedentarismo, el tabaco, el colesterol alto, el estrés y la predisposición genética. Por eso, el consejo de los especialistas es llevar una vida saludable y cuando esto no es suficiente se suma un tratamiento farmacológico.
Un mal no controlado
De las 100.000 muertes cardiovasculares que hay en la Argentina, 40.000 están causadas por un antecedente de hipertensión o están relacionadas con ella. Lo grave también es que los afectados están frecuentemente “subtratados”. Según un estudio publicado en 2006 por el Consejo Argentino de Hipertensión Arterial, de la Sociedad Argentina de Cardiología, “el 50% de los hipertensos desconoce su condición”.
Además, el estudio REHASE (Relevamiento de Hipertensión Arterial Severa en Servicios de Emergencia) observó que el 80% de las personas que consultan a un servicio de emergencias por presión arterial muy alta están insuficientemente tratadas y dicen tener la presión elevada como algo habitual. Para Kotliar, esta situación es alarmante.
Para tratar la enfermedad de manera integral y con una perspectiva innovadora y holística nació, en marzo de este año, el Centro de Hipertensión Arterial del HUA. El objetivo del centro es tratar la enfermedad vascular y sus mecanismos, más allá del valor aislado de presión que tenga el paciente. Para lograrlo, se incorporaron dos herramientas de vanguardia: el Laboratorio Vascular no Invasivo y el Hospital de Día. Este último permite, en una sola mañana, conocer los mecanismos principales que se asocian a la presión elevada e identificar qué órganos vitales están siendo afectados por la enfermedad.
También se determina, mediante estudios sanguíneos, los niveles de grasa y otros factores asociados al riesgo de ateroesclerosis, de infarto de miocardio y al accidente cerebrovascular. Los pacientes realizan cuatro módulos de estudio: el cardiovascular, el renal, el módulo de laboratorio vascular y el módulo de estudios sanguíneos y de orina. A los 14 días, pueden retirarse los resultados completos en los que los especialistas describen el diagnóstico de su hipertensión arterial y sus mecanismos principales, su pronóstico para los próximos 10 años y recomendaciones útiles para su tratamiento.
Por otro lado, el Laboratorio Vascular no Invasivo consiste en la evaluación simultánea de las características estructurales y funcionales de las arterias. Los datos obtenidos permiten identificar la presencia de alteraciones arterioscleróticas mucho antes que se manifiesten clínicamente. Se utilizan técnicas no invasivas a través de un equipo de última generación, único en el país: el HEMODYN 4.
“Este aparato permite medir el grosor de la pared arterial, el tipo de placas arterioscleróticas, la elasticidad y la capacidad de dilatación arterial en un solo estudio, de 30 a 40 minutos de duración, no invasivo. Es un prototipo único”, explica el Dr. Forcada, responsable del laboratorio. El estudio puede ser indicado no solamente a pacientes con presión alta, sino también a todos aquellos que presenten factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Como cuidarse: la automedición
Una forma de controlar la presión fuera del consultorio médico es la automedición. En estos casos, el farmacéutico, un paramédico, el mismo paciente u otra persona, es quien realiza la medición, cuyo valor normal debe ser menor a 135/85. La Dra. Kotliar enfatiza la necesidad de seguir estas recomendaciones para una medición adecuada:
- No tomar café ni fumar 30 minutos antes.
- No conversar entre las mediciones. Tampoco quien la mide debe estar hablando, ya que la escucha también puede elevar los valores de la presión.
- La posición, si es sentada, debe ser con la espalda totalmente apoyada en un respaldo, el brazo descubierto, los pies apoyados –sin cruzar las piernas– y la palma de la mano hacia abajo.
- Los equipos deben estar calibrados, y no se recomienda redondear los valores obtenidos.
- Es importante repetir al menos 3 veces la medición con un intervalo de un minuto entre cada una.
Consejos en la casa
Los pacientes a los que se les diagnostica hipertensión precisan adherirse a un estilo de vida saludable. Aquí van algunos consejos de los especialistas para ellos, sin olvidar igual que las mejores recomendaciones son aquellas que se individualizan según cada caso:
- Mantener una circunferencia abdominal adecuada.
- Disminuir el consumo del alcohol: ingerir menos de 30 gramos al día, en el caso de hombres, y menos de 20, en las mujeres.
- Reducir la ingesta de sodio: consumir sólo de 1.5 a 3 gramos de sal diarios.
- Realizar ejercicio físico moderado aeróbico e isotónico (caminar, correr, nadar, bailar, etc.) al menos 40 minutos 4 días a la semana.
- Hacer una dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), rica en potasio y calcio y baja en grasas. Además, puede imitarse el estilo de alimentación “mediterránea”, que incluye pan integral, cereales, legumbres, frutas, granos y vegetales, pescado y poca carne de origen animal.