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Créditos a Pymes: algo está cambiando
20 de diciembre de 2004
“Ustedes saben que habría sido de YPF si se hubiera endeudado a las tasas de interés que durante décadas le fueron aplicadas a las pequeñas y medianas empresas”, preguntaba en un seminario, hace unas semanas, Javier González Fraga.
“Hubiera quebrado tres veces”, respondió, terminante, el ex presidente del Banco Central y ex empresario Pyme.
Durante mucho tiempo las empresas de este rango fueron castigadas con altísimas tasas de interés por aquello del riesgo sectorial y porque la oferta de crédito se orientaba al Estado y a las corporaciones.
En la actualidad sobra liquidez para prestarle a las Pymes, pero la demanda se recupera tímidamente. Y la concentración del crédito se mantiene inalterable. Un estudio del Banco Credicoop dice que en junio de este año sólo 2.800 empresas, esto es el 3,4% del total, se quedaba con el 84% del financiamiento disponible; mientras que más de 80.000 Pymes accedían al 16% del crédito restante.
En el medio, entre aquellas dos etapas, las Pymes aprendieron a vivir sin crédito, una fórmula que empieza a agotarse. Ahora el crecimiento de las empresas exige invertir y no todas están en condiciones de echar mano a la alcancía.
Para romper la inercia
Según Vicente Donato, vicerrector de la Universidad de Bologna y director del Observatorio Pymi, sólo el 5% de la inversión realizada por las Pymes desde el 2003 en adelante, fue financiado por Bancos.
Esto habla del divorcio que existe entre entidades financieras y sector productivo. Una relación de mutua desconfianza, que se intenta revertir con algunos esfuerzos importantes desde el sector público.
“Es necesario exagerar el nivel de subsidios, para quebrar la irracionalidad de no pedir crédito, teniendo planes de expansión”, dijo Gustavo Lopetegui, ministro de la Producción de la provincia de Bs. As, en la misma reunión que contó con la presencia de González Fraga.
En efecto, a través de Fuerza Pyme, un instrumento en el que convergen Banco Provincia, Fogaba, las Agencias de Desarrollo Local y el propio Ministerio de la Producción, las empresas bonaerenses están accediendo a financiamiento al 5% a un año en pesos, tasa que implica un subsidio del 10%, respecto a los valores de mercado.
Y los resultados le dan la razón al funcionario: entre el 2 de setiembre y el 12 de noviembre se habían acordado 642 préstamos, por 70 millones de pesos y calculaban que esta línea crediticia, por un total de 150 millones de pesos, se agotaría hacia fin de año.
¿El destino de los créditos? Un 40% a la compra de bienes de capital y el 60% restante a capital de trabajo.
Por su parte, en la Subsecretaría de Pequeña y Mediana Empresa (SSEPYME), están más activos que nunca los fondos FogaPyme; FonaPyme y FoMicro, y en la segunda semana de diciembre, se licitaron dos nuevas líneas de créditos a tasas bonificadas.
En la primera de ellas, 12 bancos se adjudicaron los cupos de una línea de crédito, para la adquisición de bienes de capital por parte de Pymes industriales, a tasas entre el 6% y el 10,5 % anual en pesos. Mientras que la segunda, destinada a financiar capital de trabajo, presentará tasas que van del 5,39% al 6,75 % fija anual en pesos.
Carlos Vidal, gerente de Productos para Pymes de Banco Río, asegura que la demanda de créditos a tasas bonificadas por la SSEPYME “crece en forma sostenida en el último tiempo, en las líneas para capital de trabajo; pero está más retraída en el caso de bienes de capital, sobre todo desde que fue excluida la maquinaria para el sector agrícola”.
Las nuevas bases
El presidente del Banco Central (BCRA), Martín Redrado, dice que “en el sistema bancario hay hiperliquidez, y que el crédito para las Pymes crece 22% en el último trimestre, pero el sistema sigue estando lejos de los sectores productivos”. Por eso, desde el Central todas las semanas salen normas destinadas a achicar esa brecha, agregó el funcionario.
La última novedad en este sentido se conoció la semana pasada: una reclasificación de deudores, que permitirá que las empresas que reestructuren sus deudas vuelvan a ser sujeto de crédito siempre y cuando tengan flujo de caja. El punto es que la verificación de que así sea va a correr por cuenta de las entidades financieras, una diferencia no menor con la normativa vigente hasta ahora.
“Es hora de mirar el futuro más que el pasado de las Pymes”, dijo Redrado.
Para Carlos Vidal se trata de “una buena noticia porque permitirá bajar las cifras de la previsión y aumentar en consecuencia la capacidad prestable”.
Por otra parte se conoció que el Central estudia la posibilidad de que las empresas utilicen las divisas generadas por sus exportaciones como garantías de créditos tomados en el exterior.
Y otro proyecto en danza apunta a solucionar una de las herencias de la Gran Crisis: el cortoplacismo de los depósitos, que se traduce en cortoplacismo de los créditos.
Aquí, la alternativa en estudio es que se autorice la indexación de las colocaciones con índices de precios de algunos commodities de la canasta exportadora local.
Otra señal positiva proviene del sistema de garantías recíprocas, donde en el último año se agregaron seis entidades, algunas de las cuales impulsadas por grandes empresas, que buscan facilitar el crédito de sus cadenas de valor.
El sistema ya cuenta con 5.200 socios partícipes, o sea Pymes en condiciones de acceder a las garantías; dispone de 250 millones de pesos de fondos de Riesgos y durante este año otorgó avales por 1.235 millones.
En suma, es probable que después del desastre, estén surgiendo las bases de una nueva cultura crediticia.
Por algo se empieza.