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Instantáneas del viaje de reconciliación a Tierra Santa
17 de mayo de 2009
El papa Benedicto XVI llegó hasta el corazón geográfico de la religión y eligió emblemáticos escenarios de los tres credos monoteístas para llevar un mensaje de reconciliación y paz.
La convivencia pacífica de las tres religiones –cristianismo, judaísmo e islamismo- es un viejo anhelo de muchos hombres y mujeres de todo el mundo que ahora fue pronunciado explícitamente por el propio pontífice durante su visita a Tierra Santa.
Según las palabras de Ratzinger expresadas en la ciudad santa de Jerusalén, se trata de tender puentes y derribar muros no sólo políticos y sociales sino también físicos.
Durante una de las misas, el pontífice rechazó toda violencia y revancha que pudiera existir entre palestinos y judíos, convocó al diálogo interreligioso y rezó junto a un rabino y un imán como signo de unidad entre los pueblos.
La visita brindó al Papa su propia oportunidad para ensayar nuevos acercamientos hacia las comunidades judías y musulmanas. Ocurre que las relaciones habían quedado afectadas tras un discurso en la Universidad de Ratizbona, en las que se refirió a las enseñanzas del islam, y tras la reivindicación de un obispo lefebvrista (Richard Williamson), quien resultó ser un negacionista del Holocausto.
La experiencia de ponerse en camino y llegar hasta los sitios sagrados para la fe le permitió también dar impulso a las desmotivadas comunidades cristianas que, con el correr de los años, van marcando un significativo descenso en la zona.
El viaje de Benedicto XVI ha sido un paso trascendente en la historia de las religiones, similar al que realizara el papa Juan Pablo II en ocasión del Jubileo del año 2000. Sin embargo, su carisma y cierta tendencia de la prensa internacional a encasillarlo dentro de una concepción ultraconservadora de la Iglesia no permitieron que brillara adecuadamente en todos los casos.
Como siempre, habrá que esperar un tiempo y leer en profundidad las homilías y discursos que, en un mundo plagado de desencuentros y desconfianzas, vienen a traer un mensaje reconciliador que no es posible desoír si se pretende retomar el sendero del entendimiento, la tolerancia y el respeto por la vida.
La convivencia pacífica de las tres religiones –cristianismo, judaísmo e islamismo- es un viejo anhelo de muchos hombres y mujeres de todo el mundo que ahora fue pronunciado explícitamente por el propio pontífice durante su visita a Tierra Santa.
Según las palabras de Ratzinger expresadas en la ciudad santa de Jerusalén, se trata de tender puentes y derribar muros no sólo políticos y sociales sino también físicos.
Durante una de las misas, el pontífice rechazó toda violencia y revancha que pudiera existir entre palestinos y judíos, convocó al diálogo interreligioso y rezó junto a un rabino y un imán como signo de unidad entre los pueblos.
La visita brindó al Papa su propia oportunidad para ensayar nuevos acercamientos hacia las comunidades judías y musulmanas. Ocurre que las relaciones habían quedado afectadas tras un discurso en la Universidad de Ratizbona, en las que se refirió a las enseñanzas del islam, y tras la reivindicación de un obispo lefebvrista (Richard Williamson), quien resultó ser un negacionista del Holocausto.
La experiencia de ponerse en camino y llegar hasta los sitios sagrados para la fe le permitió también dar impulso a las desmotivadas comunidades cristianas que, con el correr de los años, van marcando un significativo descenso en la zona.
El viaje de Benedicto XVI ha sido un paso trascendente en la historia de las religiones, similar al que realizara el papa Juan Pablo II en ocasión del Jubileo del año 2000. Sin embargo, su carisma y cierta tendencia de la prensa internacional a encasillarlo dentro de una concepción ultraconservadora de la Iglesia no permitieron que brillara adecuadamente en todos los casos.
Como siempre, habrá que esperar un tiempo y leer en profundidad las homilías y discursos que, en un mundo plagado de desencuentros y desconfianzas, vienen a traer un mensaje reconciliador que no es posible desoír si se pretende retomar el sendero del entendimiento, la tolerancia y el respeto por la vida.