¿Habría renunciado Felisa Miceli si no estuviera ya desatada la campaña electoral?

No fue esta la primera vez que se mencionó la salida de la funcionaria. Por eso, la decisión de forzar el alejamiento de la ministra de Economía parece responder más a las urgencias electorales que al desborde de un vaso cubierto de gotas que fueron desperfilando a la funcionaria.

En tres días, Cristina Kirchner tendrá su acto formal de lanzamiento en La Plata, precedido de un fuerte discurso de cambio, mejora de la calidad institucional, cualificación de la gestión como la bautizó hoy el presidente de la Nación.

Para ese día, en el oficialismo espera que se hayan apagado las incandescencias que traumatizaron la salida de Micel con el último episodio de la bolsa de dinero que se encontró en el antebaño de su despacho y que todavía no tiene explicación contundente.

Felisa Miceli no tuvo la misma suerte que Romina Picolotti y el respaldo en los últimos días fue sutil, velado. No tuvo la ministra de Economía una conferencia en la Casa Rosada con el jefe de Gabinete. Por el contrario, Alberto Fernández se ocupó de confirmar su dimisión.

Una ministra de Economía que no puede explicar con claridad un dinero aparecido en un lugar impensado, cuya procedencia es poco precisa, tiene necesariamente que ser un costo para un gobierno que se precie de serio, esté o no en campaña electoral.

En este último margen debería radicar la diferencia.