La "fiebre roja" invadió las calles de Porto Alegre, donde más de 600.000 hinchas recibieron a los jugadores del Internacional, coronado campeón del mundo de clubes de fútbol tras derrotar el domingo 1-0 en Yokohama (Japón) al español FC Barcelona.

Los "colorados", encabezados por el capitán Fernandao, fueron condecorados con la Medalla al Mérito por el gobernador del Estado de Rio Grande do Sul, Germano Rigotto, en la base aérea de Canoas, y después se dirigieron en dos autobombas al centro de la ciudad donde los esperaban escenas apoteósicas.

El plantel, junto al técnico Abel Braga, tuvo muestras de cariño y entusiasmo de la multitud que se encontraba apiñada en el camino al estadio Beira Río, donde unas 50.000 personas celebraron el máximo título del club nada menos que ante el
laureado equipo catalán.

"Llegar aquí y encontrar este calor humano nos desborda", confesó el entrenador, encaramado a un carro de bomberos con varios de sus dirigidos. "Nos esperaron más de 600.000 hinchas, tenemos que tener calma y mantener la alegría", añadió.

La euforia no parecía fácil de contener. "Todos daban a Barcelona como favorito. En la final de la Copa Libertadores todos daban a Sao Paulo como favorito. Ahora nosotros somos los campeones mundiales", declaró emocionado el arquero Clemer.

El arribo a la base áerea de Canoas fue decidido por las autoridades del Estado por razones de seguridad. Los festejos haían comenzado el domingo, con la salida a las calles de millares de fanáticos colorados.

En diversos puntos de Porto Alegre, miles de personas comenzaron el domingo a celebrar con manifestaciones y bailes que obligaron a cerrar el tránsito en varias avenidas hasta este martes.