La decisión de Mirtha Legrand de no volver aparentemente a realizar sus almuerzos a partir de abril, como ya era una costumbre en América, ha revolucionado el ambiente televisivo y puso en el ojo de la tormenta a varios "responsables" de esa decisión.

Si bien planteó que es una "decisión personal", la diva espera gestos tanto del canal como del propio medio para evaluar de que forma regresará a la televisión.

En este termómetro de voluntades que abrió la conductora tiene mucho que ver el año político y cierto cansancio de la diva por los "malos tratos" recibidos por actores en nombre del gobierno nacional.

Tras los "mimos" que recibió en el último programa por parte de dos directivos de peso de América- Francisco De Narváez y Daniel Vila- más el apoyo de muchos artistas y el público la idea del regreso se sigue evaluando, aunque con varios cambios.

Se han tejido muchas versiones sobre esta determinación: desde una movida interna del canal, con Jorge Rial a la cabeza para ocupar el horario de las 13:00 y recuperar rating perdido ante el trece, y Telefe, que tienen programas de mucho peso desde la primera tarde, hasta un supuesto "boicot" al programa por parte de militantes oficialistas. que hicieron de la diva el centro de su verborragia ideológica.

Lo cierto es que Rial se corrió a ese horario que le conviene porque la producción de Mirtha no ha sido muy clara con la decisión de volver en abril y la necesidad de ocupar ese espacio clave en la grilla de América.

Las dudas de Mirtha son concretas: es un año electoral y ella va a pretende contar con las figuras claves de este proceso en su mesa y hablar de política, como ha sido una sana costumbre en otros años de este estilo.

Pero esta división, tan común en la estrategia de medios de los activistas K, hace que cueste mucho formalizar estas mesas ante la decisión de algunos actores y políticos de asistir a la mesa de la diva.

Ante esta realidad, Mirtha podría decidir por un programa nocturno varias veces por semana o una especial de fin de semana donde analizar las realidad del país.

Otro motivo de cierta necesidad de descanso es el deporte nacional de "pegarle a Mirtha", quien también por momentos juega el rol de víctima, se hace cada vez más fuerte en un sinfín de actores y actrices que ocupan momentos de cámara de otros programas para defenestrar las opiniones de Legrand y hasta haciendo uso de una mala memoria, ya que la crítica no viene de poca data.

En este contexto, es de destacar que Legrand hace 44 años que está con sus tradicionales almuerzos y es bien sabido de sus opiniones y de su manera de pensar.

Sano sería el debate de ideas en un cara a cara entre quienes las defienden, algo no muy promovido desde los ámbitos oficiales donde se prefiere "pegar" en ausencia del que no opina igual, haciendo uso de la falta del "oponente".

En todos esto tiempos Mirtha no cambió su manera de pensar y es muy fácil refutarla en algunas opiniones con una postura de pensamiento firme desde lo ideológico, pero pareciera que no existiera voluntad de discusión.

La mesa está servida; ¿habrá banquete?