Los activos de los residentes en Argentina refugiados en el resto del mundo se elevaron en u$s3.634 millones entre diciembre de 2006 y junio último, según la Dirección Nacional de Cuentas Internacionales, dependiente del Ministerio de Economía.

Después de una marcada desaceleración del ritmo de acumulación de activos financieros en diversos países verificada entre 2003 y 2004, e incluso acusar un moderado descenso de u$s400 millones en 2005, comenzó a verificarse un significativo crecimiento de u$s6.544 M en el año siguiente.

A juzgar por lo sucedido en el primer semestre de 2007, el fenómeno lejos de revertirse parece haberse intensificado, al punto que alcanzó un ritmo superior a u$s7.200 M por año, de acuerdo con los datos procesados por la entidad.

Sólo una pequeña porción de semejante aumento se explica por el auge del mercado inmobiliario en la mayor parte del planeta, habida cuenta que en el semestre apenas se elevó en u$s84 millones, y totalizó u$s4.872 M, es decir poco menos de 4% del total.

También resultó poco significativa la porción de inversiones que los argentinos tienen diversificados en el resto del mundo bajo la forma de inversión extranjera directa en empresas, porque no sólo explica una pequeña parte del crecimiento del total entre enero y junio últimos, con u$s850 M, sino también porque representa el 16,2% del monto global de dichos activos.

En promedio, el monto de las inversiones totales de los residentes en la Argentina dispersos por el resto del mundo ascendió a fines de junio al equivalente a 3.555 dólares per cápita.

Esa cifra supera con holgura al importe promedio que cada habitante le debe a los acreedores del exterior, habida cuenta que la deuda externa total, al ascender en junio último a u$s116.188 M, fue equivalente a poco menos de u$s2.949 por habitante.