La historia de amor comenzó en la fiesta de casamiento de Fernando, el hijo de un primo de Maradona, en el salón Lituano. Cuando el ex jugador encontró con la mirada a la rubia, no resistió la tentación de acercársele.

Desde entonces, no quisieron separarse. Diego Maradona quedó flechado por la simpatía y dulzura de Verónica Ojeda y decidió jugarse una vez más por amor.

"Estoy divorciado, tengo derecho a rehacer mi vida. Quiero que sea mi novia", le confesó el número uno del fútbol al padre de la joven de 32 años.

Bailaron toda la noche y arreglaron un próximo encuentro. Una semana más tarde la joven recibió la visita en su casa de Villa Fiorito y su familia comprendió que las intenciones del ex diez eran nobles.

Un mes después del primer encuentro, el 9 de diciembre, Maradona compartió por primera vez la mesa con toda la familia Ojeda. Era el cumpleaños de Verónica y él era el invitado de honor.

La profesora de Educación Física fue la compañera inseparable del ex jugador desde entonces. Estuvo a su lado cuando sufrió las severas crisis de salud en abril y mayo de este año. La familia de él está agradecida por su actitud y esmero.

"¿Vos sos la novia? A partir de ahora, la responsabilidad es tuya", le remarcó la ex esposa de Diego cuando se cruzaron por los pasillos del sanatorio Los Arcos.

Ahora que el ex deportista se encuentra mejor, aprovechó para realizar un romántico viaje de a dos. El martes 14 partió hacia Venezuela, en donde se encontró con su amigo, el presidente Hugo Chávez. "Me parece que Maradona va a casarse", aseguró el funcionario, según la revista Caras.