Britney Spears no aprende y sigue dando que hablar. La ex princesita del pop ahora consume chupetines que contienen una sustancia ochenta veces más fuerte que la morfina.

Por abusar de estas golosinas, la cantante debió ser atendida en su domicilio hace días. El médico especialista en drogas Stuart Finkelstein salió de urgencia hacia el chalet de la diva en Beverly Hills, según cuenta el diario sueco Aftonbladet.

Esta adicción surge entre creciente rumores que hablan de una relación entre la madre de la cantante, Lynne, y Kevin Federline, ex marido de la artista. Al parecer la madre habría compartido cama con el ex de Spears en una oportunidad.

La vida de la niña que antes tenía rostro ingenuo viene en picada. Se comenta que su madre de 52 años quedó muy enojada con las acusaciones de su propia hija, según comenta una nota publicada en 20minutos de España.