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Los motivos de cada finalista para ganar en GH Famosos
Los tres finalistas tienen diferentes motivaciones para ganar el juego que termina este miércoles y entregará para el triunfador 100 mil pesos y un auto cero kilómetro
31 de julio de 2007
Por Roberto Blanco
Los tres finalistas que este miércoles definirán al ganador del primer Gran Hermano Famosos tienen diferentes motivos para soñar con ser los triunfadores y a 24 horas de la decisión conviven con el secreto anhelo de ser los elegidos del público.
El cuadro cardíaco que vivió Luis Vadalá al mes de empezar Gran Hermano Famosos le abrió la puerta para una revancha personal para Diego Lonardi, el ex participante de GH4, que siempre se perfiló como candidato en esa edición, y que terminó abruptamente en la última eliminación del juego donde fue expulsado.
Diego, uno de los reemplazos de que tuvo una versión vip del ciclo de Telefé., comenzó con el pie izquierdo y como “sapo de otro pozo” tuvo que adaptase a una casa que ya no le era propia e integrantes con un perfil muy alejado al suyo.
Desde la primera semana estuvo nominado y bajo esa presión intentó jugar acercándose a aquellos integrantes mas afines a sus temperamento y en Carlos Nahir y Lissa encontró los mejores socios.
Sin embargo, Diego mostró sus peores caras en varios pasajes del ciclo y tuvo en varias oportunidades que enfrentarse cara a cara con varios participantes como le sucedió con Mariana Otero y el “Roña” Castro con quien compitió por el poder dentro de la casa.
El peor momento sin dudas fue este último fin de semana cuando el ingreso de los ex participantes los puso loco y a poco estuvo de querer salir del juego, una situación que fue frenada primero por el animador Jorge Rial y luego por el propio Gran Hermano.
Llagado en su confianza por la jugada que le hizo en el anterior ciclo la ganadora Marianela Mirra, Diego vivió cada nominación y las últimas decisiones del público con un estado alterado de nervios, situación que vivirá seguramente en la gran final, a pesar de contar hasta el momento con el apoyo del público.
El caso de Jacqueline Dutrá fue diferente. Una participante que siempre confesó que no sabía jugar “este juego” estuvo en las primeras semanas muy tentada de abandonar la casa por decisión propia y hasta llegó a autonominarse para ello.
Con una personalidad tímida, muy lejana a la imagen de “femme fatal” que irradió siempre desde sus fotos “sexis”, la ex esposa del goleador Martín Palermo mostró su perfil de madre que extrañaba y una sensibilidad que sedujo no solo a sus compañeros que siempre intentaron cuidarla sino al público que la apoyó siempre.
La fragilidad de Jacqueline fue mutando con el correr de las semanas y como ella misma reveló en las últimas horas todo cambió desde el fuerte apoyo de los espectadores que siempre la salvaron de las nominaciones y de haber comprendido que el programa le dio un importante crecimiento personal.
Segunda en los votos hasta la noche del lunes –según pudo confirmar Asteriscos.TV—la vedette brasileña se ilusiona con ganar para disfrutar del premio de 100 mil pesos junto a sus hijos, aunque por lo bajo dijo en estos días que haber alcanzado la final la hace sentir “una ganadora”.
Por su parte, Lissa Vera mostró durante los dos meses y medio del ciclo un perfil de mujer directa, sin vueltas, por momentos sensible y vulnerable y con un fuerte deseo de dar afecto.
La ex Bandana fue una de las más queridas del público y sus compañeros, muy pocas veces nominada y siempre airosa y a la hora de votar a sus compañeros una tarea que realizó con un alto grado de culpa.
Sin suerte en el amor, “rebotó” sistemáticamente en sus historias con Hernán Caire y luego con Carlos Nahir Meza, aunque ambos como dos caballeros intentaron siempre contenerla.
La confesión hecha este fin de semana pasado sobre el deseo de entregar todo el premio a sus padres como regalo por la vida que le dieron a ella y sus hermanos, fue conmovedor y la puso en carrera al primer premio a pesar de haber estado tercera en la votación del lunes.
Los tres finalistas que este miércoles definirán al ganador del primer Gran Hermano Famosos tienen diferentes motivos para soñar con ser los triunfadores y a 24 horas de la decisión conviven con el secreto anhelo de ser los elegidos del público.
El cuadro cardíaco que vivió Luis Vadalá al mes de empezar Gran Hermano Famosos le abrió la puerta para una revancha personal para Diego Lonardi, el ex participante de GH4, que siempre se perfiló como candidato en esa edición, y que terminó abruptamente en la última eliminación del juego donde fue expulsado.
Diego, uno de los reemplazos de que tuvo una versión vip del ciclo de Telefé., comenzó con el pie izquierdo y como “sapo de otro pozo” tuvo que adaptase a una casa que ya no le era propia e integrantes con un perfil muy alejado al suyo.
Desde la primera semana estuvo nominado y bajo esa presión intentó jugar acercándose a aquellos integrantes mas afines a sus temperamento y en Carlos Nahir y Lissa encontró los mejores socios.
Sin embargo, Diego mostró sus peores caras en varios pasajes del ciclo y tuvo en varias oportunidades que enfrentarse cara a cara con varios participantes como le sucedió con Mariana Otero y el “Roña” Castro con quien compitió por el poder dentro de la casa.
El peor momento sin dudas fue este último fin de semana cuando el ingreso de los ex participantes los puso loco y a poco estuvo de querer salir del juego, una situación que fue frenada primero por el animador Jorge Rial y luego por el propio Gran Hermano.
Llagado en su confianza por la jugada que le hizo en el anterior ciclo la ganadora Marianela Mirra, Diego vivió cada nominación y las últimas decisiones del público con un estado alterado de nervios, situación que vivirá seguramente en la gran final, a pesar de contar hasta el momento con el apoyo del público.
El caso de Jacqueline Dutrá fue diferente. Una participante que siempre confesó que no sabía jugar “este juego” estuvo en las primeras semanas muy tentada de abandonar la casa por decisión propia y hasta llegó a autonominarse para ello.
Con una personalidad tímida, muy lejana a la imagen de “femme fatal” que irradió siempre desde sus fotos “sexis”, la ex esposa del goleador Martín Palermo mostró su perfil de madre que extrañaba y una sensibilidad que sedujo no solo a sus compañeros que siempre intentaron cuidarla sino al público que la apoyó siempre.
La fragilidad de Jacqueline fue mutando con el correr de las semanas y como ella misma reveló en las últimas horas todo cambió desde el fuerte apoyo de los espectadores que siempre la salvaron de las nominaciones y de haber comprendido que el programa le dio un importante crecimiento personal.
Segunda en los votos hasta la noche del lunes –según pudo confirmar Asteriscos.TV—la vedette brasileña se ilusiona con ganar para disfrutar del premio de 100 mil pesos junto a sus hijos, aunque por lo bajo dijo en estos días que haber alcanzado la final la hace sentir “una ganadora”.
Por su parte, Lissa Vera mostró durante los dos meses y medio del ciclo un perfil de mujer directa, sin vueltas, por momentos sensible y vulnerable y con un fuerte deseo de dar afecto.
La ex Bandana fue una de las más queridas del público y sus compañeros, muy pocas veces nominada y siempre airosa y a la hora de votar a sus compañeros una tarea que realizó con un alto grado de culpa.
Sin suerte en el amor, “rebotó” sistemáticamente en sus historias con Hernán Caire y luego con Carlos Nahir Meza, aunque ambos como dos caballeros intentaron siempre contenerla.
La confesión hecha este fin de semana pasado sobre el deseo de entregar todo el premio a sus padres como regalo por la vida que le dieron a ella y sus hermanos, fue conmovedor y la puso en carrera al primer premio a pesar de haber estado tercera en la votación del lunes.