El ministro de Seguridad destacó que la fuerza bonaerense detuvo a los asesinos del comerciante. No descartó renunciar luego de las elecciones del próximo domingo
Tras el repudio de los vecinos y familiares del kiosquero asesinado en Ramos Mejía, el ministro de Seguridad bonarense,
Sergio Berni, afirmó este lunes que el crimen del comerciante "no fue una cuestión policial". Y no descartó renunciar tras las elecciones del domingo próximo.
"Yo entiendo el dolor de un padre, de todos los vecinos, porque es terrible pasar por una situación así, pero ayer no fue una cuestión policial. La Policía lo detuvo, forcejeó con el delincuente a la salida", afirmó.
"No fue asesinado gracias a la política de liberar presos. Es gracias a un sistema que no funciona, que tiene que ver con lo cultural, con lo económico. Hay un factor cultural muy importante, hay una degradación social muy importante", añadió.
En este sentido, siguió: "El patrullero estaba pasando por ahí. No es una cuestión policial en este caso, y esto no quiere decir que me esté sacando el lazo de encima".
El funcionario sostuvo que en la Provincia "hay 2,1 policías cada 100 manzanas", por lo que remarcó que se necesitan "móviles, mayor capacitación y más profesionalismo".
Según Berni, el detenido por el crimen "era de Fuerte Apache, se tomó un Uber, salió a recorrer, entró a un kiosquito con un montón de plata en la mochila para llevarse nada, casi una cuestion cultural diaria".
Consultado sobre su futuro al frente del Ministerio de Seguridad bonaerense, Berni no descartó renunciar tras las elecciones del próximo domingo.
"Tengo toda la energía puesta en materia de seguridad y después de la elección me voy a tomar 24 horas para recapacitar muchas cuestiones políticas en las que tengo diferencias. Renunciar o no renunciar es indistinto, lo que importa es que el Gobierno pueda retomar el rumbo que nosotros quisiéramos que tuviera", señaló.
"Estamos a cinco días de un proceso electoral y no creo conveniente poder decir algunas cosas que pienso", concluyó, dejando entrever que podría dar un paso al costado.
En la noche del domingo, el ministro bonaerense fue recibido con insultos y al grito de "asesino" por una turba que se enardeció frente a la Comisaría de Ramos Mejía.
Su presencia, no obstante, había sido el reclamo de los familiares del kiosquero asesinado horas antes.
Algunas personas se treparon a las columnas de la sede policial. Una señora gritaba desde allí a los móviles de la televisión. Y los agentes policiales formaron un cordón en la entrada de la comisaría, de manera preventiva.
El crimen que conmocionó al barrio ocurrió el domingo cerca de las 14, en Avenida de Mayo y Alvarado, en una de las más populares localidades del partido de La Matanza. Según testimonios, al menos dos personas ingresaron al kiosco donde trabajaba Roberto Sabo, de 45 años, para asaltarlo.
Sin embargo, éste se habría resistido y, en consecuencia, fue asesinado a sangre fría. Los delincuentes escaparon y fueron detenidos en avenida de Mayo y Rivadavia, a unos 800 metros del kiosco, en un operativo cerrojo de efectivos de la Comisaría 2da. de Ramos Mejía.
rob