El gobierno decidió ampliar hoy de cinco a ocho horas el período de restricción de demanda de energía en unos 4.700 industrias, countries y grandes edificios
corporativos, como los de Catalinas, lo cual refleja el agravamiento de la crisis energética.

En los últimos días esa medida había regido entre las 18 y las 23, pero desde ahora se amplió de 16 a 24.

Por las restricciones de gas y electricidad, las industrias de todo el país enfrentan graves pérdidas en sus producciones y algunas de ellas debieron comenzar a suspender personal.

La decisión la tomó la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA), a través de la resolución 1281, la cual indica que los grandes usuarios con consumos que superan los 300 megavatios deben reducir la demanda en los horarios
mencionados, con el fin de hacer frente a los problemas energéticos, y equipararla a la que tuvieron en el 2005.

Según pudo confirmar la agencia NA en fuentes del sector energético, la restricción afecta a unos 2.300 usuarios del área metropolitana, y a unos 2.400 del interior del país, la mayoría fábricas.

En el caso de los countries, impacta sobre todo en la iluminación, mientras que en los grandes edificios de oficinas obliga a reducir iluminación, interrumpir ascensores y adoptar otras medidas destinadas a achicar la demanda energética.

Si los edificios pretenden mantener su ritmo de demanda, deben echar mano de generadores de emergencia propios para suplir la diferencia entre lo que que consumen en la actualidad y lo que usaron en el mismo período del 2005.

Los usuarios que consumen más de 300 megavatios de potencia vienen siendo monitoreados a diarios por CAMMESA, que lo notifica sobre las restricciones que deben respetar.

El martes pasado, Cammesa anunció las reducciones entre las 18:00 y las 23:00, pero ahora bajó el horario a las 16, un horario en el que la mayoría de las personas aún se encuentra trabajando y en el que no ha cerrado aún el mercado financiero.

La situación podría agravarse aún más la semana próxima, de persistir las bajas temperaturas y una alta demanda doméstica, según se advirtió.

Una de las situaciones más críticas se vive en Rosario, en donde la empresa láctea Milkaut recibió una notificación de la proveedora Litoral Gas para que deje de consumir ese combustible hasta nuevo aviso.

Así, los 900 litros de leche que ingresan por día a la planta de la compañía, ubicada en la localidad de Frank, a 45 kilómetros al oeste de la ciudad de Santa Fe, corren peligro de perderse.

La gravedad de la situación por la que pasa la industria lechera es que recién comenzaba a recuperarse de los destrozos que generaron las inundaciones de marzo último, cuando las restricciones de gas y electricidad ponen nuevamente en riesgo
su producción.

Además, como trabajan con productos perecederos el proceso debe completarse rápidamente y, si no cuentan con las calderas y hornos necesarios, pierden la leche traída de los tambos.

Ante esta situación, la firma Milkaut no descarta suspender personal la semana próxima, si previamente no puede acceder a combustibles alternativos como el fueloil.

Sucede que, tal como lo indicó Jaime Abut --consultor de empresas y presidente del consejo de Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) Centro, las
industrias aunque están "tratando de evitar que el problema se traslade al trabajador, más tarde o más deberán compensar la pérdida de ingresos".

En esa situación se encuentran unos 400 operarios del sector metalmecánico de la provincia de Córdoba, que ya se encuentran suspendidos por falta de gas en sus industrias, mientras que un número indeterminado de operarios hoy no concurrió a trabajar en el 80 por ciento de las empresas radicadas en el cordón industrial.

En Misiones el servicio eléctrico se encuentra suspendido entre las 18 y las 23 para los grandes usuarios y en la provincia de Buenos Aires, la compañía Profertil dejó de
producir urea granulada, fertilizante clave para cultivos tales como el trigo y el maíz, en momentos en que se esperan cosechas récord en el campo.

"En la práctica, las industrias ya están perdiendo producción y aunque están tratando de evitar que el problema se traslade al trabajador, más tarde o más temprano hay una pérdida de ingresos que de alguna forma va a tener que compensarse", explicó Abut.

Según el consultor empresario, el problema es que "hay una distorsión de precios relativos", ya que las tarifas energéticas en la Argentina "son inferiores a los precios que rigen a nivel mundial e incluso regional".

"Si la oferta no se estimula y por el contrario se desalienta y la demanda se alienta por precios artificialmente bajos es inevitable el desequilibrio" entre oferta demanda, sostuvo el titular de IDEA Centro.

Sin embargo, advirtió que "el aumento de las tarifas nos va a solucionar el problema inmediato, a corto plazo".

"El mercado tiene sus reglas, y una es que se debe alentar la oferta, incluso antes de que se incremente la demanda. Todas las inversiones en infraestructura tienen que ir adelante, porque después no hay tiempo", explicó Abut.

Por eso, alertó que en el estado actual las soluciones "van a demorar tiempo", dado que se trata de "un problema nacional grave".

"Ahora vamos a recurrir a medidas de emergencia: se seguirá rediciendo las entregas gasíferas a Chile, que tanto depende de nosotros, y seguiremos importando gas de Bolivia", donde las tarifas son más altas que en el mercado interno", indicó el
consultor empresario.