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Cierra la campaña porteña
A tres días del ballottage porteño, Macri arrancó con "24 horas de acciones" y Filmus, con una caminata de 11 kilómetros, quiere que vaya más gente a votar el domingo
21 de junio de 2007
Este viernes, exactamente a las 8:00, arrancará la veda electoral previa al ballottage porteño. Por eso, Mauricio Macri y Daniel Filmus gastarán hoy sus últimos cartuchos de cara a la elección.
El líder de PRO mantiene firme su idea de mostrarse ejecutor, activo.
El ministro de Educación parece más enfocado en la necesidad de buscar parte de los votos no kirchneristas del distrito y asegurarse una amplia asistencia a las urnas el domingo.
En las últimas tres semanas, Filmus ha procurado romper con la sensación casi generalizada de que la elección se definió el domingo 3, cuando Macri salió primero por más de 20 puntos de diferencia.
Esa tendencia, en verdad, se mantiene de cara al ballottage. Pero el ministro, hay que reconocerlo, no se ha desviado ni un milímetro de su discurso esperanzador, al punto que el eslogan de su campaña reciente es "Nada es imposible".
Macri, que es nuevo en política pero se ve que aprende rápido, asegura que intentó no quedarse en esos laureles, más allá de que ha depositado notablemente la responsabilidad de la presencia mediática en su compañera de fórmula, la legisladora Gabriela Michetti, acaso su gran acierto electoral.
Tampoco es que ha arriesgado demasiado. Una muestra de eso es su negativa a debatir en televisión.
Hacia adentro de PRO, el macrismo intenta incentivar a sus militantes para que no descuiden la fiscalización del comicio, algo de lo que saben bastante los radicales y peronistas del distrito que, al menos en forma orgánica, no participan de la coalición de centroderecha que lidera el ingeniero.
Aseguran fuentes macristas que escrutarán con lupa a los fiscales de la lista rival para que Filmus sólo tenga fiscales porteños y no cuele gente traída de la provincia, como dicen en PRO que sucedió en la primera vuelta.
Con la ya clásica remera amarilla de su partido, Macri inició este miércoles su maratónica forma de cerrar la campaña.
Son "24 horas de acciones" en las que pintará una escuela, arreglará superficialmente varias plazas, limpiará sectores de la Ciudad.
En el macrismo admitían ayer cierta preocupación porque los sondeos que actualiza diariamente la consultora que trabaja para el candidato arrojan que, en parte del electorado, prendió cierto discurso demonizador de Macri con el que juegan, sin disimulos, Filmus y su compañero de fórmula, Carlos Heller.
Sobre todo una idea—fuerza de que el titular de Boca tiene una suerte de fiebre privatista, algo que, claro, desmienten los voceros oficiales de la campaña de PRO.
Desde el día después de la primera vuelta, en Filmus recayó gran parte de la responsabilidad de conseguir lo que el kirchnerismo considera como un factor clave de la campaña para remontar el resultado inicial adverso: que más gente vaya a votar el domingo.
Según ese análisis, eso ayudaría a ampliar la base electoral del ministro.
Filmus busca conseguir parte del voto que fue a Jorge Telerman en la primera vuelta aún sabiendo que muchos de esos sufragios recayeron en el actual jefe de Gobierno como una forma de darle la espalda al presidente Néstor Kirchner.
Se sabe: la Capital Federal no es un distrito fácil para el santacruceño.
Justamente por eso, no se ha visto hasta hoy ningún spot televisivo que muestre a Filmus con Kirchner.
Sí hubo apariciones institucionales juntos: al fin y al cabo, el barbado candidato integra el gabinete nacional.
El ministro cerrará este jueves su campaña con una caminata de once kilómetros desde Rivadavia y Suárez hasta la Manzana de la Luces.
Hará paradas temáticas (con los jóvenes K, con artistas en el Café Tortoni, etc) y, claro, le insumirá varias horas.
La foto lo mostrará escoltado por el ministro de Salud, Ginés González García —electo legislador porteño— y el vicepresidente Daniel Scioli, que además es candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Esa es una obsesión de Filmus: trabajar sobre la idea de una óptica metropolitana de los problemas.
El líder de PRO mantiene firme su idea de mostrarse ejecutor, activo.
El ministro de Educación parece más enfocado en la necesidad de buscar parte de los votos no kirchneristas del distrito y asegurarse una amplia asistencia a las urnas el domingo.
En las últimas tres semanas, Filmus ha procurado romper con la sensación casi generalizada de que la elección se definió el domingo 3, cuando Macri salió primero por más de 20 puntos de diferencia.
Esa tendencia, en verdad, se mantiene de cara al ballottage. Pero el ministro, hay que reconocerlo, no se ha desviado ni un milímetro de su discurso esperanzador, al punto que el eslogan de su campaña reciente es "Nada es imposible".
Macri, que es nuevo en política pero se ve que aprende rápido, asegura que intentó no quedarse en esos laureles, más allá de que ha depositado notablemente la responsabilidad de la presencia mediática en su compañera de fórmula, la legisladora Gabriela Michetti, acaso su gran acierto electoral.
Tampoco es que ha arriesgado demasiado. Una muestra de eso es su negativa a debatir en televisión.
Hacia adentro de PRO, el macrismo intenta incentivar a sus militantes para que no descuiden la fiscalización del comicio, algo de lo que saben bastante los radicales y peronistas del distrito que, al menos en forma orgánica, no participan de la coalición de centroderecha que lidera el ingeniero.
Aseguran fuentes macristas que escrutarán con lupa a los fiscales de la lista rival para que Filmus sólo tenga fiscales porteños y no cuele gente traída de la provincia, como dicen en PRO que sucedió en la primera vuelta.
Con la ya clásica remera amarilla de su partido, Macri inició este miércoles su maratónica forma de cerrar la campaña.
Son "24 horas de acciones" en las que pintará una escuela, arreglará superficialmente varias plazas, limpiará sectores de la Ciudad.
En el macrismo admitían ayer cierta preocupación porque los sondeos que actualiza diariamente la consultora que trabaja para el candidato arrojan que, en parte del electorado, prendió cierto discurso demonizador de Macri con el que juegan, sin disimulos, Filmus y su compañero de fórmula, Carlos Heller.
Sobre todo una idea—fuerza de que el titular de Boca tiene una suerte de fiebre privatista, algo que, claro, desmienten los voceros oficiales de la campaña de PRO.
Desde el día después de la primera vuelta, en Filmus recayó gran parte de la responsabilidad de conseguir lo que el kirchnerismo considera como un factor clave de la campaña para remontar el resultado inicial adverso: que más gente vaya a votar el domingo.
Según ese análisis, eso ayudaría a ampliar la base electoral del ministro.
Filmus busca conseguir parte del voto que fue a Jorge Telerman en la primera vuelta aún sabiendo que muchos de esos sufragios recayeron en el actual jefe de Gobierno como una forma de darle la espalda al presidente Néstor Kirchner.
Se sabe: la Capital Federal no es un distrito fácil para el santacruceño.
Justamente por eso, no se ha visto hasta hoy ningún spot televisivo que muestre a Filmus con Kirchner.
Sí hubo apariciones institucionales juntos: al fin y al cabo, el barbado candidato integra el gabinete nacional.
El ministro cerrará este jueves su campaña con una caminata de once kilómetros desde Rivadavia y Suárez hasta la Manzana de la Luces.
Hará paradas temáticas (con los jóvenes K, con artistas en el Café Tortoni, etc) y, claro, le insumirá varias horas.
La foto lo mostrará escoltado por el ministro de Salud, Ginés González García —electo legislador porteño— y el vicepresidente Daniel Scioli, que además es candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Esa es una obsesión de Filmus: trabajar sobre la idea de una óptica metropolitana de los problemas.