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Jamaica arrasa en las pruebas de velocidad
Elaine Thompson-Herah se quedó con el oro en los 100 metros llanos, donde sus compatriotas ocuparon el segundo y el tercer lugar del podio
31 de julio de 2021
Los jamaiquinos son hijos del viento. A esta altura de los acontecimientos nadie lo duda. Y se ratifica en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Durante años, la enorme figura de Usain Bolt monopolizó la atención en las pruebas de velocidad y relegó en la consideración a atletas deslumbrantes.

Entre ellas, algunas de sus compatriotas. En los primeros Juegos Olímpicos de la era post-Bolt, Elaine Thompson-Herah se quedó con el oro en los 100 metros llanos en una carrera que tuvo un podio monopolizado por las jamaiquinas, quienes ratificaron su hegemonía en esta distancia.

Con un tiempo de 10.61, Thompson-Herah batió el récord olímpico que la estadounidense Florence Griffith Joyner había establecido en Seúl 1988 (10.62), relegó a sus compatriotas Shelly-Ann Fraser-Pryce (10.74) y Shericka Jackson (10.76), y repitió el oro que había conseguido en esta prueba cinco años atrás en Río de Janeiro, donde también fue campeona en los 200 metros y logró la medalla de plata en la posta 4x100 metros.

Además, la marca de la vencedora fue la segunda mejor en la historia de esta distancia, solo 12 centésimas superior a los ya legendarios 10.49 que la fallecida Griffith Joyner estableció el 16 de julio de 1988 en los trials de Indianápolis y que siempre estuvieron bajo sospecha por el dudoso funcionamiento del anemómetro, que indicó que la velocidad del viento era de 0 m/s al momento de la carrera en que la norteamericana fijó su marca, cuando minutos antes había establecido que era de 4,3 m/s, un registro que habría invalidado el récord.

Antes del inicio de la final, se presumía un duelo mano a mano entre la carismática Fraser-Pryce, campeona olímpica en Beijing 2008 y Londres 2012 y vigente monarca mundial, y Thompson-Herah.

Las dos habían sido las más rápidas en sus semifinales, que habían ganado sin exigirse al máximo con registros de 10.73 y 10.76 respectivamente. Fraser-Pryce, que además llegaba como la más rápida del mundo esta temporada (10.63, logrado el 5 de junio en Kingston) pese a sus 34 años, dominó tres cuartos de la carrera. Partió en 139 milésimas, frente a las 150 de la campeona, pero sucumbió ante el remate fulgurante de la defensora del título.

“Estoy muy excitada, como puedes ver. Esto es fantástico. Le agradezco mucho a Dios porque creo mucho en él y en mis posibilidades. Trabajé muy duro para esto”, destacó la ganadora al pie de la pista.

La contracara era Fraser-Pryce, quien se manifestó “muy triste” pese a sumar su séptima medalla olímpica (dos de oro, cuatro de plata y una de bronce).

“Esto es el atletismo: venís, corrés y das lo mejor. Si alcanza, genial; si no, mala suerte”, se resignó.
Mucho más satisfecha estaba Shericka Jackson, la mujer que terminó tercera y que además consiguió la mejor marca de su vida en esta prueba. “Es increíble estar acá y ser una de las mejores atletas del mundo. Estoy agradecida por lo que pasó, no me puedo quejar”, sostuvo. Este podio fue el segundo que las jamaiquinas monopolizaron en la historia olímpica de los 100 metros luego del que habían conseguido Fraser-Pryce, Sherone Simpson y Kerron Stewart en Beijing 2008.

El logro fue celebrado por Usain Bolt a través de su cuenta de Twitter apenas unos segundos depués del desenlace de la competencia.

Nacida hace 29 años en Banana Ground, en la parroquia de Manchester, una de las zonas más desfavorecidas de su país, Thompson-Herah quedó bajo el cuidado de su abuela Gloria cuando solo tenía siete meses y comenzó a correr en la escuela secundaria. “Cuando era pequeña y volvía de la escuela, yo le cocinaba siempre una buena cena. Incluso aunque tuviera que pedir dinero prestado para eso. Su madre solo tuvo una hija y yo le decía que esa niña la sacaría de la pobreza. Esta hija es una bendición”, contó Gloria en una entrevista publicada en el diario The Gleaner en 2015.

Después de su recorrido escolar, en el que no terminó de explotar, la velocista logró impulso en su carrera cuando conoció a Stephen Francis, el entrenador que también lanzó al estrellato a Fraser Pryce.

Tras obtener una beca en la Universidad de Tecnología en Kingston, la ahora triple campeona olímpica inició el crecimiento que la llevó este sábado otra vez a la cima. El domingo iniciará el camino en la clasificación de los 200 metros con el objetivo de lograr su cuarto oro.