El edificio colapsado este jueves estaba emplazado en Surfside, un barrio junto a la playa, al norte de Miami Beach, que tiene un fuerte sello argentino.

Surfside está ubicado justo al lado de la llamada “Pequeña Argentina” o “Pequeña Buenos Aires”, el rincón más argentino de Miami.

El barrio alberga restaurantes clásicos argentinos como Manolo o “Buenos Aires Bakery”, o la pizzería Banchero, donde se pueden comer milanesas, sandwiches de miga, alfajores de maicena, empanadas y las clásicas pizzas al estilo nuestro.

El Champlain Towers que se derrumbó está ubicado en la 88 y Collins, y la Pequeña Argentina está sólo a 10 cuadras al sur de allí.

Surfside también limita hacia el norte con otro barrio que gusta mucho a los argentinos, Bal Harbour.

llí está el shopping mall preferido de los que tienen más poder adquisitivo y donde suele pasear Susana Giménez, entre otros rostros argentinos conocidos, o no tanto.

También está Carpaccio, el restaurante donde suelen juntarse a almorzar y mostrar sus autos deportivos.

Apenas a unas cuadras del edificio derrumbado hay otro complejo construido por Sergio Grosskopf (ex dueño del shopping Alto Palermo, en Buenos Aires) y su hijo Manuel, que tienen una empresa constructora en Miami especializada en edificaciones de lujo.
En ese complejo, a pocas cuadras del derrumbado, viven varios argentinos como Pablo Pérez Companc (tiene un automóvil diseñado por Pagani colgado en el techo de su departamento) y la dermatóloga Belia Lemel, que atiende a famosas como Guillermina Valdez o Andrea Frigerio.

Precisamente esta médica también tiene un spa en Surfisde, el Lemel Medical Spa, donde suelen acudir las argentinas que viven allí o visitan Miami.

El barrio, que tiene también una fuerte presencia de la comunidad judía ortodoxa, es considerado como uno de los más “elegantes” de Miami, aunque no es tan caro como Bal Harbour.

rob