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Avanza vacuna que no necesita refrigeración y es de una dosis
El laboratorio bioquímico de la Universidad de Stanford está desarrollando una vacuna contra el COVID-19 que utiliza tecnología de nanopartículas
8 de enero de 2021
El laboratorio bioquímico de la Universidad de Stanford está desarrollando una vacuna contra el COVID-19 que utiliza tecnología de nanopartículas, la misma presenta grandes ventajas como que solo se necesitaría una dosis y podría ser almacenada en temperatura ambiente.
Al respecto, los investigadores de la universidad precisaron que este desarrollo surgió a partir de su experiencia en los estudios de vacunas contra el VIH, el Ébola y la influenza pandémica, las cuales se encontraban en desarrollo antes de que el brote de coronavirus se esparciera por el mundo.
Aunque el SARS-CoV-2 está fuera del área de especialización específica del laboratorio, desde la declaración de la pandemia los investigadores de Stanford vienen desarrollando una candidata prometedora de vacuna contra este virus, la cual tiene importantes avances.
“Nuestro objetivo es hacer una vacuna de un solo disparo que no requiera una cadena de frío para su almacenamiento o transporte. Si lo hacemos bien, también debería ser barato”, dijo Peter S. Kim, quien es profesor de bioquímica en Virginia y DK Ludwig. “La población objetivo de nuestra vacuna son los países de ingresos bajos y medios”.
Esta nueva vacuna se detalla en un artículo publicado el 5 de enero en la revista ACS Central Science donde se explica la tecnología de nanopartículas que utiliza.
Dichas partículas son salpicadas de la mismas proteínas que componen los distintivos picos superficiales del virus, los picos facilitan la infección al fusionarse con la célula huésped y crear un pasaje para que el genoma viral entre e interrumpa la reproducción del virus.
La ventaja de las vacunas de nanoparticulas consiste en equilibrar la efectividad de las vacunas de base viral con la seguridad y la facilidad de las vacunas de subunidades.
Aunque las vacunas que utilizan el virus para administrar el antígeno pueden ser más eficaces que las que solo contienen partes aisladas del virus, estas tardan más en producirse, requieren refrigeración y sueles causar efectos secundarios.
Las vacunas aprobadas a la fecha por la FDA, como la Pfizer y Moderna, que utilizan tecnología ARNm de ácido nucleico, son más rápidas de producir que las vacunas de nanopartículas pero son mucho más caras de fabricar y requieren más de una dosis para garantizar su efectividad.
Lo que pretende esta vacuna es usar estos picos a manera de antígenos, haciendo que su presencia en el cuerpo desencadene una respuesta inmune que combata la infección.
En contraste con las otras, las pruebas en ratones de la vacuna de Stanford han arrojado una inmunidad contra el COVID-19 después de una sola dosis.