“Ejerciendo mis facultades constitucionales, he decretado Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe en todo el territorio nacional”.

Claro y con temple serio. Quizás en la alocución más sobria que se le ha visto en años, incluidos los difíciles días del estallido social, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, anunció en la mañana de este miércoles que el país se apronta a afrontar la etapa más crítica de su plan frente al coronavirus, por lo que firmará el decreto presidencial que permitirá restringir derechos con tal de salvaguardar la sanidad pública.

Minutos antes, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, anunció que los casos en el país ascienden a 238 a las 9 de la noche del martes. El secretario de Estado agregó que Chile está realizando 800 test diarios, pero desde el jueves esa cifra aumentará a 3.000.

Según información del gobierno, el país cuenta con 250.000 pruebas del virus en stock, aunque ya encargó 200.000 más a laboratorios, las que llegarán en los próximos días.

Desde un principio, el llamado de las autoridades en Chile fue al autocuidado. La cuarentena educacional preventiva que comenzó el lunes impuso otro ritmo a las principales ciudades del país. Diversas empresas comenzaron a realizar teletrabajo desde los hogares, aunque los shoppings center de la ciudad se mantienen abiertos, ante la creciente presión ciudadana y de los alcaldes por cerrarlos.