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Más de 100 policías buscan a los fugados
Conmoción política por la fuga de Christian y Martín Lanatta, quienes estaban en una cárcel de máxima seguridad. Maniataron a tres guardias
27 de diciembre de 2015
Más de 100 policías lanzaron una cacería para dar con los hermanos Christian y Martín Lanatta, condenados por participar en el triple crimen de General Rodríguez en 2008.
Huyeron de la Unidad 30 del Servicio Penitenciario Bonaerense, en la localidad de General Alvear.
En la fuga también escapó Víctor Squillaci Bonini, también preso por la causa de la efedrina. El hecho ocurrió a las 2 y media de la madrugada cuando los internos maniataron a dos guardias penitenciarios y huyeron en un vehículo del lugar con un efectivo como rehén.
"Los internos lograron escapar en la madrugada de hoy vistiendo ropas oscuras utilizadas comúnmente por personal del servicio penitenciario. Amenazaron con un arma de fuego a la guardia; y para huir utilizaron a personal del servicio como rehén y un auto de apoyo que dejaron a las pocas cuadras", indicó la policía.
Los hermanos Christian (38) y Martín Lanatta (39), y Marcelo Schillaci (32), fueron condenados en 2012 a prisión perpetua por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de Mercedes por los asesinatos de Sebastián Forza (34), Damián Ferrón (37) y Leopoldo Bina (35). Los dos Lanatta, Marcelo Schillaci y su hermano Víctor Schillaci (31) fueron condenados el 20 de diciembre de 2012 tras ser hallados "partícipes primarios" de los delitos de "privación ilegal de la libertad agravada en concurso real con homicidio agravado por ensañamiento, alevosía y por la participación de más de dos personas".
Ese fallo fue confirmado el 29 de noviembre de 2013 por la sala III del Tribunal de Casación bonaerense. En esa oportunidad, los camaristas Ricardo Borinski y Víctor Violini no hicieron lugar a los recursos de los defensores que habían considerado "arbitraria" la valoración de la prueba.
Además, en el mismo fallo, los camaristas le pidieron a la Justicia de Garantías de Mercedes que reitere la orden de captura nacional e internacional del prófugo Ibar Esteban Pérez Corradi, considerado autor intelectual de los crímenes.
Durante el debate se dio por acreditado que el móvil de los homicidios fue que las víctimas querían entrar al negocio del tráfico de efedrina y esto ponía en riesgo el negocio de Martín Lanatta y, principalmente, su socio, Pérez Corradi.
Todo comenzó el 7 de agosto de 2008, cuando Forza, Ferrón y Bina fueron convocados por Martín Lanatta al supermercado Wal Mart de la localidad bonaerense de Sarandí, partido de Avellaneda, para participar de una reunión vinculada con la venta ilegal de efedrina. Desde el supermercado, los tres hombres fueron llevados engañados hasta la casa de Cristian Lanatta, ubicada en el partido bonaerense de Quilmes, donde los redujeron.
Las tres víctimas fueron ejecutadas arrodilladas y por la espalda de varios balazos usando las dos pistolas del propio Forza: una calibre .40 y otra 9 milímetros. Sus cuerpos fueron conservados en freezer hasta que finalmente los arrojaron en un zanjón del partido bonaerense de General Rodríguez, donde fueron encontrados por un lugareño seis días después, el 13 de agosto.
Los cuerpos estaban boca abajo y tenían los pies y las manos atadas con precintos plásticos. Ferrón y Bina recibieron cuatro disparos de arma de fuego en distintas partes del cuerpo. La pericias confirmaron que Forza fue ejecutado de ocho disparos.
El tribunal tomó en cuenta como prueba central el entrecruzamiento de llamados telefónicos que determinaron que los alertas de los equipos de radio Nextel de los acusados coincidían con los lugares donde se fueron produciendo los hechos.
En ese sentido, se estableció que Martín Lanatta se comunicó con Forza hasta muy poco antes de la desaparición de éste y luego los celulares tanto de las víctimas como de imputados se activaron y desactivaron en Quilmes y General Rodríguez.
Por ejemplo, las víctimas estuvieron casi una hora en la antena que abarca la zona de Nicolás Videla 321, en la barranca quilmeña, donde se situaba la casa de Cristian Lanatta, entre las 13.02 horas y las 13.54 horas.
En tanto, los dispositivos de algunos de los acusados reaparecieron en la zona de Galicia y Terrada de la Capital Federal, donde fue hallada incendiada la camioneta Gran Vitara de Ferrón.
También se valoró a un testigo al que Martín Lanatta le confesó los crímenes y otro que escuchó que los Schillaci se jactaban de haberlos cometido y de haber cobrado 200.000 pesos por ello.