"No tengo nada de qué avergonzarme, no tengo ninguna cuenta en el exterior", aseguró la presidenta Cristina Fernández al hablar desde un palco en la Plaza de Mayo.
Furiosa, pidió: "No tengan miedo. Pueden difamar a mi hija, pueden maltratar a mi hijo, pueden decir de mí cualquier cosa, pero quédense tranquilos que mientras sea presidenta del país voy a seguir defendiendo los intereses del país".

También cargó contra "otros" a los que les descubrieron "miles de cuentas".

Sobre los gremios, dijo esperar que "a partir del 10 de diciembre los dirigentes sindicales pongan la misma fuerza para sostener los beneficios que los trabajadores han obtenido durante estos 12 años".

"Cuando perdimos las elecciones en 1983, cuando la gente quería democracia y vida, no vio esa democracia y esa vida reflejada en la cara de nuestros dirigentes, debemos hacernos cargo y nosotros vinimos a saldar esa deuda", aseguró.

"Teníamos que hacernos cargo nosotros los peronistas que muchas veces de un lado había una víctima mientras que entre los victimarios había también algunos que eran de nuestro movimiento", dijo la mandataria, sin hacer nombres.

También se quejó de las críticas, al sostener que "si les molesta el nombre del Centro Cultural Néstor Kirchner ¿Por qué no hacen uno más lindo y más grande y le ponen el nombre que quieren?".

Para diferenciarse de las políticas de los 90, sostuvo que la Argentina "ya no tiene relaciones carnales con nadie".

"Estemos atentos todos a lo que pasa porque tal vez intenten hacer cosas para enojar a la gente, para que la gente se asuste", lanzó Cristina, otra vez sin aclarar a qué se refería.