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María Marie: adiós a una gran luchadora
Murió la mujer que narró su pelea contra el cáncer en su cuenta de Twitter. Lo anunció su marido en la cuenta donde la seguían 9 mil personas
21 de abril de 2015
María, la mujer que contó a través de Twitter el día a día de los siete meses que vivió peleando contra el cáncer, murió esta mañana. Veinte días después de que anunciara por esa red social que su salud había empeorado y que ya no quedaba más por hacer, sólo esperar.
“En su ley, con una sonrisa y el puño apretado, Marie acaba de morir”, tuiteó Sebastián, su marido, desde la cuenta @kireinatatemono, a través de la cual la arquitecta de 43 años había enviado, hace 10 días, el último de 113 mil tuits. La despedida empezó a escribirla en una sala del Sanatorio de la Providencia, donde recibió cuidados paliativos (y donde la trataron “como a una reina”, agradecía). Allí, también, pasó su último cumpleaños.
Un cáncer de ovarios con metástasis fue el enemigo que se metió en el cuerpo de Marie hace unos siete meses. En ese momento se convirtió en la protagonista de “El Show de Kimmy Oh”, un relato en capítulos de 140 caracteres sobre el tratamiento, los dolores, los miedos y un sinfín de etcéteras que incluían las travesuras de su “pibe”, el amor de su marido, charlas con sus ejército de amigas incondicionales, fotos de sus plantas, del desorden de su casa y más.
María era (es) mamá de Nippur, un pelilargo de tres años que, en la media hora que la visitaba en la clínica, le hacía pasar “el mejor momento del día”. Consciente de que llegaba el final, apuró la escritura de un cuaderno para que él pueda conocerla más “si las cosas salen mal”.
Las cosas salieron mal. Desde hacía al menos 20 días ella sabía que el resultado de la pelea estaba cantado. Aceptaba la derrota y estaba preparada. “Ya fue todo”, disparaba. Luego de que su caso saliera en los medios, triplicó su cantidad de seguidores, de unos 3.000 a más de 9.000. Le enviaban “luz”, fotos de flores, flores de verdad, imágenes de casitas con porche (sus preferidas), paisajes, el tomo de Puck que le faltaba para completar la colección y afecto en diversas formas y colores. Atea, agradecía plegarias, pero contestaba corrosiva si le sugerían que se vuelque a Dios, tanto como cuando le recomendaban probar con terapias alternativas. El día anterior a dejar de tuitear había contado que la llevaba “mal de físico, pero con mucha emoción, amor y gilada”.
Pasaban las horas, los días y no había señales de Marie. Ante su silencio, los seguidores empezaron a demandarle noticias a sus amigas. Fue Sebastián el que el jueves tomó la posta confirmando que su mujer no estaba en condiciones de tuitear y que “seguía su camino, como hasta ahora, con dignidad y en paz”. Anoche escribió que ya faltaba menos y esta mañana, a las 9.45, anunció el final. También invitó a quienes deseen a despedirla, de 18 a 2, en Montes de Oca 1556, sin flores ni coronas ("ella no quería").
En su cuenta de Twitter y en sus blogs María deja mucho material para que la conozcamos los que nos la cruzamos tarde. En su hijo, en su marido, en su familia y sus amigos deja mucho más. Ellos también van a llorarla, extrañarla y necesitarla mucho más. Pero miles y miles van a recordarla como la mujer que, sin buscarlo (ella prefería vivir, no dejar una enseñanza), enseñó a ver la vida y la muerte de otra manera. Y, sobre todo, "que en el amor se puede creer".