Aún conmocionada por la imputación en la causa AMIA, la presidenta Cristina Fernández eligió esta vez salir a hablar, algo que no había hecho explícitamente desde la muerte del fiscal Alberto Nisman, un episodio por el cual aún ni siquiera se solidarizó y envió condolencias a la familia.

Imputada en la causa por encubrimiento del atentado a la AMIA, sostuvo que "el odio y los agravios se los dejamos a ellos", preocupada por el impacto que podría tener la marcha del silencio convocada para el 18 de febrero próximo sobre su gobierno, cuya imagen cae en picada.

"¿Saben qué? El odio, el agravio, la infamia, la calumnia se los dejamos a ellos", escribió la jefa de Estado en su posteo siempre intentando imprimir un tono juvenil, el último sector donde aún mantiene la expectativa de tener seguidores a ciegas.

Mezclando todo en un intento por suavizar la imputación, señaló: "Nosotros nos quedamos con la Asignación Universal por Hijo, con las jubilaciones, con el matrimonio igualitario, con la ampliación de derechos, con los convenios colectivos de trabajo, con el mejor salario mínimo, vital y móvil de toda la historia, con la industria nacional, con las inversiones en infraestructura, con la educación, con las universidades, con los científicos, con las escuelas, con los chicos".