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"Lobo de Wall Street" real busca redimirse
Jordan Belfort embaucó a inversores por millones de dólares, por lo que estuvo preso 22 meses. Saltó a la fama por la película de Scorsese. Escribe libros
5 de enero de 2014
Ganó todo en poco tiempo y lo perdió casi tan rápido como lo obtuvo.
Se llama Jordan Belfort y su historia es tan impactante que Martin Scorsese decidió llevarla al cine como "El Lobo de Wall Street", y para el protagónico eligió a su actor fetiche, el genial Leonardo Di Caprio.
Pero si la película es una obra maestra, la vida real de quien la inspiró demuestra que la realidad es capaz de superar al arte.
Belfort estafó a miles de inversores tentados por la avaricia de obtener grandes ganancias en poco tiempo.
Corredor de bolsa, las andanzas de Belfort se iniciaron cuando tenía 24 años y fundó Stratton Oakmont, a mitad de los 90.
Infló el precio de acciones y se las vendió a sus clientes. Luego los valores caían y los estafados pagaban los platos rotos.
Pero Belfort fue un precursor de la crisis más feroz que Wall Street viviría una década más tarde con el quiebre de Lehman Brothers en el 2008, que dejó al mundo patas para arriba y lo sumió en una crisis que aún hoy tiene su correlato de miseria.
Es que Belfort vendía bonos basura con altas tasa de rendimiento e igual riesgo, algo así como las subprime de fines de la década pasada.
La leyenda dice que ganó US$ 12 millones en 3 minutos, presumía de haber ganador US$ 50 millones en un año y su capacidad para generar dinero hizo que el FBI lo pusiera en la mira, pero también que la mafia infiltrara su organización para descubrir sus secretos para ganar plata rápido.
Belfort dijo que sus "modelos" fueron el personaje de Michael Douglas en Wall Street, Gordon Gekko, y el de Richard Gere en Mujer Bonita”, en declaraciones al diario inglés The Telegraph.
Llegó a adquirir una Ferrari blanca porque una vez vio a Don Johnson manejando una en la serie Miami Vice, se gastó US$ 700 mil en un hotel y encalló su barco –con un hidroavión y un helicóptero a bordo- en las costas del Mediterráneo, pese a que el capitán le advirtió que una tormenta se avecinaba. Ese barco alguna vez lo había intentado adquirir Coco Channel.
Belfort consumía drogas sin parar –llegó a aterrizar un helicóptero con un ojo tapado debido a su nivel de consumo-, destrozó la Ferrari y hasta organizó “lanzamientos de enanos”. Al comprobarse sus estafas, Belfort terminó 22 meses en prisión (los cumplió en 2005) y escribió dos libros: El lobo de Wall Street (en 2008, y en el cual está basada la película, y Catching the wolf of Wall Street (en 2011).
Como era lógico, su vida desmesurada lo llevó a divorciarse de su esposa Nadine, quien se quedó con sus dos hijos.