En medio de su obsesión por lo que publican los medios de comunicación, y a pesar de que el 80 por ciento de los diarios, revistas, radios y canales de TV fueron cooptados por su administración, la presidenta Cristina Fernández volvió a agitar el fantasma del golpe de Estado, una estrategia que viene repitiendo desde que cayó derrotada en las primarias.

"Hay balas de tinta que intentan derrocar gobiernos populares", exageró Fernández al hablar en una feria industrial de Berazategui.

La presidenta dijo que "balas de plomo derrocaron al gobierno de Perón y ahora hay balas de tinta que intentan derrocar gobiernos populares".

Cristina volvió a mostrarse como jefa de campaña del oficialismo y a exhibir al primer candidato a diputado nacional por el oficialismo en la provincia, Martín Insaurralde, y apoyarse en el gobernador Daniel Scioli, el dirigente que, según las encuestas. evitó un derrumbe mayor en la provincia de Buenos Aires durante las primarias.