Cuando millones de ciudadanos de la zona metropolitana todavía no salen de su asombro por el enorme apagón del miércoles, distintos barrios porteños y del conurbano continúan padeciendo los efectos de años de impericia y falta de inversiones.

A esto se sumó un insólito problema con la potabilizacion del agua por parte de AYSA, como consecuencia de que la tormenta de la semana revolvió el Río de la Plata y está impidiendo garantizar un mínimo de calidad en el servicio.

El gigantesco apagón se produjo en plena hora pico de ayer, pero barrios La Paternal, Villa Crespo, Villa del Parque, Liniers y Flores continuaban sin energía eléctrica. Los problemas por baja presión de agua continuaban en Saavedra, el centro de la Ciudad y el partido bonaerense de La Matanza.

AySA informó que ya logró normalizar el abastecimiento de agua potable desde las instalaciones de la Planta Potabilizadora Gral. San Martín, del barrio de Palermo, con lo cual la situación en las viviendas se iría solucionando en el transcurso del día.

Por quinto día unos 17 barrios de la Ciudad seguían con basura en las calles en otra jornada de intenso calor, en la que se espera que el termómetro vuelva a subir a los 35°.

Preocupa si se podrá terminar de levantar todo lo que queda entre esta noche y las primeras horas de mañana, ya que para este viernes se esperan tormentas importantes y las bolsas podrían obstruir sumideros y complicar el escurrimiento, como ya ocurrió.

El gran apagón se produjo el miércoles de 18 a 21, colapsó la Ciudad en medio de una ola de calor donde la temperatura llegó a 36,7 grados y afectó a casi 3 millones de personas.

Según Edesur y Edenor, el problema se originó por la caída de dos líneas de alta tensión de 220 kilovoltios que vinculan la subestación Hudson con la Central Costanera.

En Edenor confirmaron que la falla en esta doble línea de Edesur los afectó a ellos porque los obligó a sacar de servicio ocho subestaciones "para evitar el desbalanceo del sistema".

Las empresas dijeron que los cortes que se mantienen hoy se deben a problemas puntuales en líneas de baja tensión, sobreexigidas por las altas temperaturas.

Por este motivo dejaron de funcionar unos 1.800 semáforos, el subte y algunos ramales de la línea Mitre de ferrocarriles, en un momento donde la gente volvía a su trabajo. La luz se cortó incluso en la Casa Rosada, que estuvo a oscuras más de una hora, mientras la presidenta Cristina Fernández estaba en la residencia de Olivos. Hoy hay problemas en la línea Urquiza de ferrocarriles, pero se debe a un conflicto gremial.