El gobierno de Cristina Fernández ya no sabe a qué herramienta echar mano para atemorizar a quienes cumplen el rol de tomar decisiones económicas en la Argentina, y por ello mandó a su "house organ" preferido, el beneficiado por fondos oficiales Página/12, a públicar en tapa una nota en la cual se denuncia que hubo seis corridas bancarias en los últimos tiempos en la Argentina y, en abierta violación del secreto cambiario, hasta se publican los nombres y montos de quienes más compraron divisas, como si fuese un delito.

Además, se echa mano al remanido argumento de que en Brasil a la gente no le importa el precio del dólar, pero Página/12 no hace alusión alguna a la historia de devaluaciones y confiscaciones de la Argentina, que explican buena parte de la desconfianza en sus gobernantes y la necesidad a escudarse en una moneda fuerte para perder la menor cantidad posible de capital cuando a los gobiernos se les ocurre cambiar las reglas de juego de un día para el otro.

Si en la Argentina la gente se escuda en el dólar, es porque la inflación erosiona los bolsillos la devaluación puede llevar a la bancarrota a familias enteras. La nota que el gobierno le ordenó publicar a Página/12 no se detiene en estos temas, y prefiere ventilar con nombre y apellido a quienes buscaron resguardar su capital, en muchos casos obtenidos tras toda una vida de trabajo, un bien escaso en un país que hace de los planes sociales una política de Estado al servicio de un populismo que se aprovecha de la gente sin recursos como herramienta de disciplinamiento político y control electoral.

Según el diario de propaganda que maneja el "comisario político Horacio Verbistky, en 30 de los 48 meses del primer gobierno de Cristina Fernández se registraron fuertes ventas de dólares del Banco Central para enfrentar seis corridas.

Según el alguna vez independiente Página/12, las seis corridas sufridas por Cristina Fernández sumaron 60.676 millones de dólares.

En total, el resultado de la cuenta formación de activos externos del sector privado, o sea las compras de dólares en el período 20072011, fue de 79.281 millones de dólares.

En forma superficial, el diario prefiere circunscribir a una "obsesión con el dólar" que tendrían los argentinos y no a la desconfianza en sus gobiernos, su tendencia a resguardar sus ahorros en dólares.

Nada dice de que miles de militantes y simpatizantes kirchneristas aumentaron de un día para el otro un 35 por ciento sus tenencias gracias al cepo cambiario, y que contaron con información privilegiada que alguna vez la Justicia debería investigar.

El diario incluso alude en sus argumentos a "con inflación o sin inflación", como si hubiese alguna duda sobre los niveles estratosféricos de alza de precios que atraviesa la Argentina desde hace 4 años. También, con un impertinente visión clasista, el diario alude con sorna a la "intranquilidad espiritual en sectores medios y altos" por el cepo cambiario, cuando tal preocupación alcanza también a todas las clases sociales, en especial a los trabajadores, que ven cómo sus ingresos pierden valor semana tras semana cuando van al supermercado.

La nota recuerda a que la compra de dólares no era un acto ilegal y tenía el generoso límite de 2 millones de dólares mensuales autorizado por el Banco Central, pero el diario no recuerda que uno de los que aprovechó esa situación fue el "padre del modelo", Néstor Kirchner, quien desde joven mostró inclinación por multiplicar su patrimonio personal.