En un episodio insólito, que genera aún más dudas sobre la falta de transparencia de la administración de Cristina Fernández, el gobierno lleva una demora de 20 días en informar un dato clave para los mercados, el resultado fiscal, que viene arrojando déficits cada vez más voluminosos.

Esto viene ocurriendo a pesar de que el Tesoro echa mano de los fondos del Banco Central, la ANSeS, el PAMI y cuanto organismo esté a la vista para financiarse.

Es la primera vez que ese dato no se difunde en tiempo y forma en la última década, y sumado a las manipulaciones sobre los índices del INDEC, dejan a la Argentina prácticamente a la deriva en cuanto a indicadores de referencia para tomar decisiones se requieren.

En general, el resultado fiscal se informa 20 días después de terminado el mes, pero desde el 20 de septiembre que se viene aguardando su difusión. En julio se obtuvo un superávit primario (antes del pago de intereses de la deuda) de $ 528 millones, pero se sufrió un déficit financiero (tras el pago de intereses) de $ 2.884 millones.

En agosto, ese rojo financiero habría crecido y esa sería una de las razones de la demora, ya que Cristina Fernández habría pedido recalcular varios indicadores para evitar mostrar a los mercados un desequilibrio tan fuerte, producto de la política expansiva del gasto público y que viene derivando en un aliento artificial al consumo, que explica en parte la inflación del 20 por ciento promedio que viene mostrando el país en los últimos cuatro años.