El presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, sostuvo que su país "se está convirtiendo rápidamente en una superpotencia" y aclaró que ese logro "no está basado en la posesión de armas, el poder económico o los vínculos (con países poderosos)" sino en el peso que tiene en la política internacional.

"La república islámica de Irán se convirtió en una potencia global y aumentó en poco tiempo su influencia. Las potencias tiránicas temen a este país porque saben que no pueden causarle ningún daño desde el exterior", sostuvo el mandtario

Irán "es una superpotencia cultural porque puede influir en los corazones", añadió, para luego insistir en que su nación no busca la bomba atómica y señalar que "hay países en el mundo que, a pesar de tener bombas atómicas, no tienen peso en la política internacional".

Durante un discurso que ofreció ante el mausoleo donde está enterrado el fundador de la República Islámica, el Ayatolá Jomeini, en el inicio de los 11 días de celebraciones por el aniversario de la revolución islámica de 1979, Ahmadinejad advirtiónuevamente que Irán no renunciará a su "derecho" a desarrollar un programa nuclear civil y volvió a minimizar el impacto que puedan tener las sanciones de la ONU.