El presidente de la Unión Europea (UE), Herman Van Rompuy, condenó "de la manera más enérgica los actos de cobardía que no tienen justificación alguna". Precisó que "envió el mensaje de condolencias y solidaridad del organismo al primer ministro y al pueblo noruego".

El Gobierno de los Estados Unidos consideró "despreciable" al atentado. El vocero del Departamento de Estado, Heide Bronke Fulton, señaló que "los corazones de los estadounidenses están con las víctimas y sus familias". "Hemos tendido la mano al Gobierno noruego para expresarles nuestras condolencias", añadió.

La embajada del país en Oslo urgió a los estadounidenses residentes en la ciudad a trasladarse fuera del centro de la capital y a mantenerse "alertas y vigilantes del entorno". La Casa Blanca ofreció, además, ayuda a las autoridades noruegas para ofrecer asistencia. "Pero no nos han formulado solicitudes concretas hasta ahora", señaló.

En tanto, el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, calificó de grave la situación tras el ataque y aseguró que ningún miembro de su Gobierno resultó afectado por la detonación. El premier hizo estas declaraciones por teléfono a la televisión noruega TV2 y se encuentra oculto en un lugar no revelado, por razones de seguridad.

El titular del Parlamento europeo Jerzy Buzek expresó también su rechazo: "Noruega aportó colaboración a la búsqueda de la paz en las regiones más inestables del planeta. Lo último que merece es un atentado terrorista", dijo. Sin embargo, hasta el momento ninguna organización se atribuyó el golpe.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, expresó su enérgica condena a "estos atroces actos de violencia". "Me gustaría transmitir mis sinceras condolencias al gobierno, a los noruegos y a las familias y los seres queridos de todos aquellos que han sufrido estos crueles y cobardes actos", agregó.

El ministro británico de Exteriores, William Hague, rechazó los actos terroristas y anunció el apoyo a Noruega "para hacer frente a tales atrocidades".