El seleccionado brasileño de voleibol masculino le ganó por 3-0 hoy al de Argentina en una de las semifinales de la Liga Mundial, en un partido que se jugó en la ciudad polaca de Gdansk.

Brasil se impuso con parciales de 25-22, 42-40 y 25-23, en un encuentro que resultó parejo pese al resultado final.

El seleccionado argentino irá mañana por el tercer puesto ante el perdedor de la semifinal que jugarán Polonia y Rusia.

Después de un comienzo parejo en el clásico sudamericano, Brasil empezó a sacar algunas diferencias. Apoyado en la experiencia de Giba y la precisión de Theo y Murilo, logró irse al primer descanso con una ventaja de 8-5. Argentina logró reaccionar a través del saque de De Cecco. De estar 8-5 abajo, pasó a estar arriba 11-9 y motivo el pedido de minuto del técnico brasileño.

Pero Brasil es Brasil, también en voley. Volvió a aparecer con los tremendos saques del opuesto Theo, que complicaron a la recepción y dejaron abajo a los de Weber 12-14. La potencia del máximo ganador del torneo alcanzaba para sacar una leve distancia ante la Argentina revelación del certamen. A Argentina cada vez se le complicó más desequilibrar con el saque propio y parecía que se le iba el primer capítulo sin más. Apareció entonces su jugador diferente, Facundo Conte, para reducir desde el servicio la diferencia al mínimo y acercarse a 22-21. Pero no hubo lugar para más y el set se marchó por 25-22 para el favorito.

El segundo set mostró un desarrollo diferente. Argentina empezó a perderle un poco más el respeto a la camiseta que estaba enfrente y peleó palmo a palmo. En el tramo decisivo, este plantel de jóvenes brillantes que pilotea Javier Weber tuvo por primera vez un momento de indecisión. Justo cuando se había puesto arriba 19-16, los problemas en la recepción reaparecieron y Brasil volvió a mandar en el resultado.

Fue en el tramo más caliente cuando surgió el otro mago que tiene Argentina: el armador Luciano De Cecco, con un toque increíble en la red y un ace que le devolvieron la ventaja a Argentina. El drama en la pelea por el segundo parcial ya estaba instalado. Un clarísimo error arbitral, que dio afuera un remate de Pereyra en la línea, operó a favor de Brasil. Y después, en ese vaivén demoníaco en el que entra el partido cuando se sabe que cualquier error cuesta demasiado, finalmente prevaleció Brasil por 42-40 en una definición en la que volvió a haber fallos cuestionables de los árbitros. De todas maneras, el 2-0 ya estaba en la chapa y la cuesta a remontar se había vuelto muy inclinada.

Si alguien pensó que el golpe de perder de esa manera el segundo parcial iba a hundir a este equipo joven, el desarrollo del tercer set lo desmintió claramente. Porque Argentina dio la misma pelea que en los capítulos anteriores y hasta reaccionó, después de estar 22-19 abajo, para igualar en 23. Pero cuando Brasil tuvo la bola de partido no perdonó y un bloqueo de Lucas cerró la historia en 25-23.

Una tristeza que no alcanza para borrar una actuación que es histórica. Y que se subraya con la gran actuación de la semifinal, más allá de lo que ocurra este domingo en el encuentro por el tercer puesto.