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A días del anuncio de Cristina, arrecia el escándalo político
Schoklender será detenido de un momento a otro y hay feroz pelea entre organismos de DDHH. La pelea en el INADI desnuda que algunos resortes ya no se controlan
10 de junio de 2011
Por José Calero
A pocos días de que la presidenta Cristina Fernández anuncie que irá por la reelección, lo que haría el 23 de junio próximo en el Teatro Argentino de La Plata, una serie de escándalos demuestran que hay resortes del poder que la Casa Rosada ya no controla como debería.
La bola de nieve por el llamativo enriquecimiento meteórico de Sergio Schoklender bajo el paraguas de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, fue un golpe duro para el kirchnerismo, que le dio casi 800 millones de pesos a Scholender sin controlarlo, porque estaba amparado por Hebe de Bonafini.
El juez federal Norberto Oyarbide ordenaría en los próximos días la detención de Schoklender por "asociación ilícita, defraudación al Estado y lavado de dinero", y lo indagaría.
El magistrado -de buena relación con el Gobierno- estaría esperando terminar de reunir pruebas clave sobre las propiedades que tiene la constructora Meldorek, de la cual Schoklender posee el 90 por ciento, para poder indagar el condenado por parricidio con mayores elementos.
Mientras tanto, en los organismos de derechos humanos hay estado de ebullición y acusaciones cruzadas por el "caso Schoklender".
Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundandora y el SERPAJ responsabilizan a Bonafini de haber hecho "la vista gorda" y dejar que Schoklender se cortara solo sin controles.
Consideran que este escándalo -el enriquecimiento con dineros públicos destinados a construir viviendas para los pobres- hasta puede terminar salpicando a todos los organismos, ya que las Madres son el mayor emblema de la resistencia a la última dictadura militar.
En el Gobierno también se vendrían pases de factura: hay cuestionamientos hacia funcionarios del Ministerio de Planificación Federal que no controlaron como debieron la actividad de la fundación "Sueños compartidos", regenteada por Schoklender.
Abel Fatala, el acomodaticio subsecretario de Obras Públicas de la Nación, es uno de los más complicados, pero la investigación podría llegar hasta Julio De Vido, el intocable ministro de Planificación que está en el poder desde que nació el kirchnerismo y que es una pieza central del entramado de poder oficial.
A estos escándalos se sumó la pelea entre Claudio Morgado y María Rachid, que los terminó dejando fuera del INADI a ambos.
En la Rosada consideran inconcebible la pelea escandalosa entre ambos, calificada como "Guerra de los Roses" por Morgado, en alusión a la disputa matrimonial que protagonizaron en el cine Michael Douglas y Kathleen Turner en 1989.
Lo que más preocupa en este caso al oficialismo es que Rachid, militante de los derechos homosexuales, va cuarta en la lista de legisladores de Daniel Filmus, el candidato elegido por Cristina para disputarle el poder a Mauricio Macri en las próximas elecciones porteñas.
A pocos días de que la presidenta Cristina Fernández anuncie que irá por la reelección, lo que haría el 23 de junio próximo en el Teatro Argentino de La Plata, una serie de escándalos demuestran que hay resortes del poder que la Casa Rosada ya no controla como debería.
La bola de nieve por el llamativo enriquecimiento meteórico de Sergio Schoklender bajo el paraguas de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, fue un golpe duro para el kirchnerismo, que le dio casi 800 millones de pesos a Scholender sin controlarlo, porque estaba amparado por Hebe de Bonafini.
El juez federal Norberto Oyarbide ordenaría en los próximos días la detención de Schoklender por "asociación ilícita, defraudación al Estado y lavado de dinero", y lo indagaría.
El magistrado -de buena relación con el Gobierno- estaría esperando terminar de reunir pruebas clave sobre las propiedades que tiene la constructora Meldorek, de la cual Schoklender posee el 90 por ciento, para poder indagar el condenado por parricidio con mayores elementos.
Mientras tanto, en los organismos de derechos humanos hay estado de ebullición y acusaciones cruzadas por el "caso Schoklender".
Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundandora y el SERPAJ responsabilizan a Bonafini de haber hecho "la vista gorda" y dejar que Schoklender se cortara solo sin controles.
Consideran que este escándalo -el enriquecimiento con dineros públicos destinados a construir viviendas para los pobres- hasta puede terminar salpicando a todos los organismos, ya que las Madres son el mayor emblema de la resistencia a la última dictadura militar.
En el Gobierno también se vendrían pases de factura: hay cuestionamientos hacia funcionarios del Ministerio de Planificación Federal que no controlaron como debieron la actividad de la fundación "Sueños compartidos", regenteada por Schoklender.
Abel Fatala, el acomodaticio subsecretario de Obras Públicas de la Nación, es uno de los más complicados, pero la investigación podría llegar hasta Julio De Vido, el intocable ministro de Planificación que está en el poder desde que nació el kirchnerismo y que es una pieza central del entramado de poder oficial.
A estos escándalos se sumó la pelea entre Claudio Morgado y María Rachid, que los terminó dejando fuera del INADI a ambos.
En la Rosada consideran inconcebible la pelea escandalosa entre ambos, calificada como "Guerra de los Roses" por Morgado, en alusión a la disputa matrimonial que protagonizaron en el cine Michael Douglas y Kathleen Turner en 1989.
Lo que más preocupa en este caso al oficialismo es que Rachid, militante de los derechos homosexuales, va cuarta en la lista de legisladores de Daniel Filmus, el candidato elegido por Cristina para disputarle el poder a Mauricio Macri en las próximas elecciones porteñas.