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Obama en persona supervisó el ataque que liquidó a Bin Laden
Apoyados en Pakistán por agentes de la CIA, 20 comandos mataron al terrorista más buscado del mundo en una operación que duró 40 minutos
2 de mayo de 2011
Como en la película "Juego de patriotas", protagonizada por Harrison Ford, el propio presidente Barack Obama pudo observar vía satélite como unos 20 comandos de los más entrenados de Estados Unidos atacaba la residencia donde se escondía Osama Bin Laden y tener información de primera mano de que lo había rematado.
Los helicópteros Chinook descendieron en medio de la noche de Abottabad, una exclusiva ciudad de Pakistán.
Un equipo de élite de las tropas de Estados Unidos logró franquear los altísimos muros de la fortaleza en la que se escondía Bin Laden hacía meses. Traspasaron las paredes de más de seis metros y los alambrados de púa que las coronaban. Adentro, todo era puro nervio.
Eran 20 hombres del Equipo Seis de la unidad SEAL de operaciones especiales de la Armada de Estados Unidos y un perro. Comandados por el director de la CIA, Leon Panetta, los militares avanzaron en la oscuridad. Al otro lado del mundo, el funcionario, Barack Obama y sus asesores seguían la operación con ansias.
Todo había comenzado cuatro años atrás. Basados en las declaraciones de detenidos tras los atentados del 11 de septiembre, los funcionarios de Inteligencia aseguraron que Bin Laden confiaba ciegamente en un mensajero de Al Qaeda y creían que podrían estar viviendo juntos en la clandestinidad.
En 2009 lograron conocer la identidad del mensajero e identificar las zonas de Pakistán en las que se movía. En agosto pasado, descubrieron dónde vivía. Era el fortín en el que terminarían matando a Bin Laden, una mansión ocho veces más grande que las otras casas del barrio. Una casa extraña en la que nunca se sacaba la basura a la calle. Siempre la quemaban adentro haciendo imposible descubrir sus secretos interiores.
A mediados de febrero de este año, el presidente Obama decidió "dar un curso agresivo de acción", dijeron fuentes anónimas de la CIA. Durante los siguientes dos meses y medio, el mandatario encabezó cinco reuniones del Consejo de Seguridad Nacional enfocadas exclusivamente a atrapar a Bin Laden.
El viernes 29 de abril, Obama le dio el visto bueno a la operación en Abottabad, una ciudad ubicada a sólo 100 kilómetros al norte de Islamabad la capital del país. Hasta ahora no trascendió si le pusieron nombre.
Era una misión que requería una precisión quirúrgica, por eso decidieron mandar a los hombres al terreno. Los aviones no tripulados del gobierno ya habían fallado en varias ocasiones. Necesitaban un ataque cara a cara para acabar con el escurridizo terrorista.
Cuando dio la orden, Obama dejó en claro cuál era la prioridad: traerlo vivo para que pudieran juzgarlo en Estados Unidos. Si no era posible, debían hacer todo para que Bin Laden cayera.
Los 20 hombres de la unidad SEAL de la Armada lograron violar la seguridad de los dos portones custodiados de la casa. No había ventanas por las que colarse. Los equipos de visión nocturna les franquearon la entrada. Sus armas, los protegieron.
"Oí un ruido atronador, seguido por fuertes disparos. Luego los disparos se detuvieron de repente. Luego más ruido atronador y entonces una gran explosión", dijo Mohammad Haroon Rashid, un vecino de Abottabad a la agencia AP.
Fueron ráfagas de balas una y otra vez. Bin Laden resistió a los tiros. Se sabe que era un gran tirador que se había enfrentado con los rusos tras la invasión de Afganistán en medio de la Guerra Fría. Bin Laden sabía cómo repeler a los estadounidenses, ellos mismos lo habían entrenado décadas antes. Pero –dicen- que un certero balazo en la cabeza acabó con él. Ni siquiera lo salvó una de sus mujeres.
Los diarios The New York Times y The Washington Post aseguran que la usó de escudo humano. En total fueron 40 minutos de zozobra para los 79 "comandos" que participaron de la operación a uno y otro lado del mundo.
Al igual que al twittero Sohaib Athar, el operativo conmocionó a la comunidad internacional. Es que EE.UU. se manejó con extrema cautela y absoluto secreto para evitar filtraciones. Tal es así que ni siquiera Pakistán estaba al tanto de que era Bin Laden el hombre al que las tropas estadounidenses iban a buscar.
Por mucho tiempo se creyó que Bin Laden se escondía en cuevas del impenetrable Hindu Kush, una impresionante cadena montañosa a medio camino entre Afganistán y Pakistán. Pero fue localizado en una carísima fortaleza hecha a medida, a unos 90 metros de una academia militar paquistaní. Por eso, las autoridades de Estados Unidos creen que el terrorista tuvo apoyo local, según dijo el asesor en contraterrorismo de la Casa Blanca, John O. Brennan. No es posible que nadie viera nada.
Después de la lluvia de balas, el mensajero de Al Qaeda, su hermano y uno de los 25 hijos de Bin Laden yacían muertos en el piso, junto a otras dos personas que resultaron heridas. Aunque no revelaron su identidad, podría tratarse de Hamza, el hijo de 20 años de Osama, un miembro de alto rango de Al Qaeda.
Otra de las esposas de Bin Laden, que vivía con el grupo, identificó el cuerpo del terrorista al final del tiroteo. Además, le hicieron un veloz análisis de ADN con muestras de otros familiares. Dió 99,9 por ciento de exactitud.
El cuerpo del terrorista fue llevado a un portaaviones de Estados Unidos donde le tomaron fotos. Allí le hicieron el examen de ADN. Luego, tuvieron lugar los ritos de los funerales islámicos. Según la prensa de Estados Unidos, los restos de Osama Bin Laden fueron arrojados al mar.
Caía la tarde del domingo en el cuartel de la CIA, en Virginia, cuando Panetta y su equipo recibieron la confirmación de que Bin Laden estaba muerto. Barack Obama y sus asesores de seguridad seguían los detalles de la operación desde la Casa Blanca.
Ningún estadounidense había terminado herido. El resultado del operativo no podía ser mejor. Los aplausos estallaron en la sala.
El mundo entra en otra etapa que puede anticipar nuevos ataques terroristas de alto impacto, pero Estados Unidos logró un golpe resonante.