La relación entre Juan Román Riquelme y el entrenador del Villarreal de España, el chileno Manuel Pellegrini, no pasa por su mejor momento, e incluso la dirigencia del club español está molesta con algunas actitudes del argentino, por lo que ya se intuye una salida del equipo.

El Villarreal anda mal en la liga española, está undécimo, y ya no es el famoso "subamarino amarillo" que deslumbró a Europa la temporada pasada, cuando llegó a las semis de la Liga de Campeones.

El diario "La Nación" señaló un "eventual regreso de Riquelme" al fútbol argentino tras su salida de Boca Juniors en 2002 para fichar por el Barcelona.

"El volante ya no se siente a gusto en Villarreal e incluso tuvo un entredicho con el presidente del club, Fernando Roig", añade el rotativo argentino en su edición digital.

"Riquelme les comentó a sus allegados el deseo de radicarse otra vez en la Argentina y de incorporarse a Boca. Y justo el flamante entrenador 'xeneize', Miguel Ángel Russo, busca un enlace", concluye el matutino.

El diario deportivo "Olé" profundiza más en la crisis y culpa del distanciamiento al escaso compromiso del jugador con el equipo en los últimos meses, según opina la directiva 'amarilla'. "Después de aquel fatídico penal ante Lehmann (Arsenal), que los dejó eliminados de la Champions, Juan Román se fue cuesta abajo. En el Mundial, y en este campeonato, Riquelme se quedó con la bandera en el medio del mástil", afirma el rotativo.

Riquelme, continúa el diario, recibió un permiso del club para asistir al nacimiento de su tercer hijo, lo que le impidió medirse al Barcelona.

Tras su regreso sólo ha disputado tres partidos, el último el pasado domingo con un resultado final de 1-4 ante Osasuna. Entonces llegó el "toque" del presidente Roig: "Prefiero tener menos jugadores y con más actitud que muchos con poca", dijo.

Según "Olé", Roig, el técnico Pellegrini y Riquelme mantuvieron una "ácida reunión por cómo encara el jugador los desafíos. Entonces, el técnico hasta le habría comunicado que podría no tenerlo en cuenta o sentarlo en el banco de suplentes. Lo concreto es que horas antes del duelo contra el Racing, el jugador sufrió una molestia en los aductores y quedó descartado". Y en lugar de adelantar sus vacaciones, "lo obligaron a entrenarse con los lesionados que no viajaron, señal del mal momento que se podría saldar con una salida".